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El PNV emplaza a CiU a decidirse por el PP o por la Declaración de Barcelona

El Partido Nacionalista Vasco (PNV) puso ayer en duda que Convergència i Unió (CiU) defienda sin ambages los principios de la Declaración de Barcelona. El portavoz de los nacionalistas vascos en el Congreso, Iñaki Anasagasti, pidió a CiU que tenga coraje, aparque su "nacionalismo light" y no esté a expensas de cualquier "dádiva generosa" del Partido Popular. De ello depende, afirmó, el éxito del documento soberanista.

Los líderes de los cuatro partidos de la Declaración de Barcelona (Convergència Democràtica, Partido Nacionalista Vasco, Bloque Nacionalista Galego y Unió Democràtica) celebran hoy una reunión en Barcelona con el trasfondo político de la mayoría absoluta del PP. Los resultados obtenidos por la formación de José María Aznar pesan como una losa sobre los nacionalistas, porque sin duda suponen un escollo para la consecución de sus reivindicaciones soberanistas."Tenemos un compromiso electoral y hay que cumplirlo. Pero aquí o tenemos personalidad propia o cuando abra la mano el PP vamos a besársela", declaró Anasagasti a este periódico. Para el portavoz del PNV en el Congreso el futuro de la Declaración de Barcelona depende del "coraje" que ponga CiU y de que sus dirigentes no estén a "expensas de lo que en un momento determinado ofrezca el PP como una dádiva generosa", en clara referencia a la negociación que mantienen los conservadores para lograr el apoyo de CiU a la investidura de Aznar.

"Si CiU hace el honor [de apostar por la Declaración de Barcelona] provocará batallas políticas de opinión pública importantes", afirmó Anasagasti, que también forma parte de la delegación del PNV.

Las cuatro formaciones políticas, y especialmente los nacionalistas vascos, se muestran muy pesimistas sobre su capacidad de maniobra para conseguir las reivindicaciones que figuran en la Declaración de Barcelona, es decir, el reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado. La pasada semana, el líder del PNV, Xabier Arzalluz fue taxativo: "Nuestras posibilidades son nulas".

En similares términos, aunque más prudente, se pronunció el secretario general del BNG, Francisco García, para quien la aritmética parlamentaria dificulta posibles acuerdos. No obstante, destacó que el incremento de voto a los partidos nacionalistas en las elecciones generales demuestra que los principios de la Declaración todavía siguen vigentes. Del mismo modo se pronunció el secretario general de Convergència, Pere Esteve: "Los valores del progresismo que propugnamos en el documento son tan válidos como siempre".

Bloque nacionalista

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A pesar del contratiempo que supone la holgada mayoría del PP, los nacionalistas no van a formar un frente parlamentario en el Congreso como medida de presión. Los cuatro partidos obtuvieron 25 diputados en las elecciones del 12 de marzo.

Mientras Pere Esteve y Francisco García apostaron ayer firmemente por adoptar una actitud abierta al diálogo con los conservadores ["nuestras reivindicaciones son ponderadas y graduales", precisó García], Anasagasti por su parte se mostró reticente: "No vamos a ir de limosneros, queremos que se nos respete como naciones. Aquí el único bloque que existe es el que forman PP y PSOE", apuntó.

La reunión de hoy de la Declaración de Barcelona estará presidida por Xabier Arzalluz, del PNV; Pere Esteve, de Convergència; Josep Antoni Duran Lleida, de Unió Democràtica, y Xosé Manuel Beiras, del Bloque Nacionalista Galego.

Un pacto sobre el papel

La Declaración de Barcelona ha sido desde julio de 1998 el estandarte que ha agitado Convergència i Unió (CiU) para alimentar su alma nacionalista. Mientras CiU mantenía en Madrid un férreo pacto de legislatura que garantizaba la mayoría del Partido Popular, en la periferia pactó con el Partido Nacionalista Vasco y con el Bloque Nacionalista Galego. Hoy vuelve a reunirse la cumbre nacionalista después de que CiU se reuniese ayer en Madrid con la plana mayor del PP.El artífice de ese gran encaje de bolillos periférico ha sido el secretario general de Convergència Democràtica, Pere Esteve. De momento, no obstante, todo ha quedado en un pacto sobre el papel, una declaración de intenciones nacionalistas que ha tenido la virtud de suscitar críticas del Partido Popular y del PSOE.

La última fe de vida expedida por el acuerdo periférico ha sido el texto común añadido a los respectivos programas electorales de gallegos, vascos y catalanes. Se trata de un documento en la más estricta observancia constitucional y estatutaria: reconomiento de la plurinacionalidad de España y de las competencias plenas y exclusivas; reforma del Senado; impulsar la representación de Cataluña, Galicia y el País Vasco en el ámbito internacional a través de medidas como la reforma de la ley electoral.

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