Por la senda de Darwin
Cuando María Dolores Romero Pujante cogió sus maletas rumbo a Austria hace cinco años poco o nada sabía del pájaro bigotudo. Daba igual. En realidad Austria no era más que el eslabón que ella anhelaba para adentrarse en el campo de la investigación, su verdadera pasión. Muchas horas de trabajo, de observación a pie de campo y también, cómo no, con la nostalgia de su tierra siempre presente, han tenido finalmente una justa recompensa: el Departamento de Biología Animal y Ecología de la Universidad de Granada ha calificado con sobresaliente cum laude su tesis doctoral sobre la importancia de los procesos de selección sexual y selección natural en el bigotudo, también llamado panurus biarmicos.Siguiendo la senda de Charles Darwin, que fue el primero (en 1859) en describir la teoría del mecanismo de la evolución de las especies, María Dolores Romero ha podido constatar a través de experimentos prácticos la primacía de la selección natural frente a la sexual en esta especie. Así, su trabajo revela que la selección natural tiene resultados contrapuestos en lo que a la longitud de la cola del pájaro bigotudo se refiere. Mientras que las colas más largas favorecen los movimientos en la vegetación y las colas cortas la velocidad, ambas perjudican la habilidad para realizar giros y vuelos lentos. La selección sexual, por su parte, apoyaría los procesos naturales que favorezcan una cola larga, sobre todo el macho. El presidente del tribunal, el investigador Juan Moreno, del Museo Nacional de Ciencias Naturales, valoró la valentía de María Dolores por abordar algo que muchos otros investigadores habían rehuido hasta ahora.
Fue el profesor de la Universidad de Granada Francisco Valera el que introdujo a esta joven jiennense en el estudio de ambos procesos de selección en esta especie que habita en zonas de vegetación palustre de Europa, en especial densos carrizales y cañaverales. En España las poblaciones más significativas se localizan en el Delta del Ebro y en las Tablas de Daimiel. El clima demasiado caluroso ha impedido su introducción en Andalucía. La investigación la ha realizado en su totalidad en las instalaciones del Instituto Konrad Lorezn de Viena y ha sido dirigida por los investigadores austriacos Hans Winkler y Herbert Hoy.
Podría decirse que María Dolores ya tenía claro cuando empezó sus estudios de Biología que quería ser investigadora. Con anterioridad, la Universidad de Jaén también le concedió la máxima calificación en otro trabajo sobre el verdecillo. "Siempre he sido una estudiante de campo antes que de aulas", afirma esta joven que sueña con llegar algún día hasta el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. De momento, el trabajo en Austria le ha servido para formarse como investigadora y, al mismo tiempo, para descubrir la veracidad del refrán que dice que nadie es profeta en su tierra. "En España tenemos muy buenos investigadores, pero tenemos pocos medios y son poco apreciables", asegura resignada por haber tenido que emigrar a otro país para poder investigar y encontrar las puertas cerradas en el suyo.
Con sólo 31 años, esta joven jiennense ha presentado ya sus investigaciones sobre el bigotudo, el verdecillo y también el abejarruco (que estudió en Eslovaquia) en importantes congresos celebrados en Australia, Italia, India o Austria. Ahora, mientras aguarda que algún día tenga la posibilidad de trabajar en su tierra, está dispuesta a hacer las maletas de nuevo para investigar cualquier otra especie. Por si acaso ya ha pedido una nueva beca postdoctoral que la puede llevar hasta cualquier otro país.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.