Un libro indaga en la vida de la cúpula femenina el III Reich Se publica la obra "Las mujeres de los nazis"
Tras el éxito mundial de Las mujeres de los nazis, la escritora Anna María Sigmund está recopilando en un segundo tomo la biografía de otras mujeres que desempeñaron un papel importante en la Alemania de Hitler. El primer libro, que publica Plaza y Janés, se basa en una minuciosa recopilación de documentos acerca de la vida privada y pública de Eva Braun, Magda Goebbels, Leni Riefenstahl, Carin y Emmy Goering y Gali Raubal, entre otras.
"Al revelar los detalles de las mujeres que desempeñaron un papel importante en el régimen nazi, aunque permanecieron en un segundo plano y aparentemente no hicieron nada, queda en evidencia aquel horror de la vida cotidiana", dice la historiadora austriaca, consciente de que urge seguir investigando los fenómenos que llevaron al holocausto, especialmente en un país como Austria, donde el reciente ascenso al poder de la extrema derecha liderada por Jörg Haider se puede ver como consecuencia de la falta de introspección histórica."Jörg Haider es peligroso debido a sus declaraciones -repetidas veces elogió instituciones del III Reich-, pero no es comparable con Hitler", dice Anna Maria Sigmund. Su libro ha despertado interés sobre todo entre los más jóvenes. En algunos colegios austriacos se utiliza como material para exámenes de bachillerato. Durante sus lecturas en público, la autora notó el escepticismo de algunos ancianos, en particular en la región alemana de Baviera, donde recuerda "rostros férreos que me reprochaban no ver el lado positivo del III Reich. Con ellos no hay nada que hacer. No me hago la ilusión de poder cambiar la forma de pensar de los octogenarios".
Fanatismo
Las mujeres de los nazis pone de relieve el contraste entre los caracteres autónomos de las mujeres que participaron en la élite nazi y el ideal de madre y ama de casa propagado por la ideología hitleriana. Un régimen autoritario que pretendía excluir a las mujeres de la vida pública y política encontraba el respaldo de ciudadanas emancipadas como la bailarina, actriz, directora y productora de cine Leni Riefenstahl, venerada como pionera de una nueva estética de propaganda política. La esposa del ministro de Propaganda, Magda Goebbels, que envenenó a sus seis hijos al suicidarse en el búnker de Hitler, se había interesado por el budismo y el sionismo antes de convertirse en fanática nazi. Eva Braun era asistente del fotógrafo oficial del III Reich cuando conoció al dictador. Permaneció siempre en la sombra como amante de Hitler. Contrajeron matrimonio un día antes de quitarse ambos la vida. Llama la atención la cantidad de suicidios entre las devotas de Hitler, quien se esforzó en aparecer en público como hombre solitario.
En el próximo tomo, que se publicará en Austria en otoño, Sigmund destila otras biografías de mujeres nunca arrepentidas de su pasado fervor nazi. Una de ellas es Winifried Wagner, que dirigió el Festival de Bayreuth entre 1931 y 1944, y aún en 1974 sostenía que le daría muchísima alegría poder recibir otra vez a Hitler en su salón.
O la inglesa Unity Mitford, hija de lord Redestale y pariente de Winston Churchill. Viajó a Múnich para unirse al séquito de su admirado Hitler, escribió artículos en el diario nazi Stürmer, y en Inglaterra llegó a grabar un disco antisemita. Unity Mitford intentó suicidarse con un tiro en la sien cuando Inglaterra le declaró la guerra a Alemania, en 1939.
Entre las figuras más terrribles, Sigmund señala a Gerda Bormann, esposa y asesora del poderoso canciller del Partido Nacionalsocialista, "su desorbitado fervor nazi le resultaba insoportable inlcuso a su marido", comenta la historiadora. La señora Bormann manifestó su implacable odio contra los judíos en varios escritos.
