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Primera dimisión de un cargo sanitario británico por tráfico de órganos

Frank Taylor, presidente del hospital público británico Alder Hey, en Liverpool, se convirtió en la primera víctima del escándalo provocado por la implicación de dicho centro en el tráfico de órganos de niños. Taylor anunció su dimisión después de que la dirección del Alder Hey admitiese el extravío del corazón, riñones y cerebro del cuerpo de un niño muerto hace ocho años. Los padres del pequeño, Stephen White-Conlin, que contaba con diez días de vida cuando murió en el centro, habían descubierto el pasado año que los órganos del niño habían sido extraídos sin su permiso lo que provocó que la puesta en marcha de una investigación por parte del Gobierno que confirmó que el hospital se había apropiado ilegalmente de ellos. Hace unos meses, el propio hospital reconoció que el centro había retenido los corazones de unos 2.080 niños fallecidos para uso de los investigadores y había prometido su devolución. La familia de Stephen White-Conlin tenía previsto, por fin, enterrar hoy los restos desaparecidos.

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