150 imágenes muestran la estética de Coburn que revolucionó el arte fotográfico La Fundación Barrié exhibe en A Coruña la primera antológica del artista en España
Fue uno de los pioneros no sólo en reivindicar la fotografía como expresión artística, sino en incorporarla a las vanguardias del cambio de siglo. En su relativamente corta carrera, apenas tres décadas, Alvin Langdon Coburn (Boston 1882, País de Gales 1966) consiguió un prestigio y un reconocimiento público que quizá no hayan sobrevivido indemnes hasta hoy, 80 años después de su abandono de la cámara. En la sede de la Fundación Barrié de La Maza de A Coruña se puede ver desde ayer, por primera vez en España, una antológica de su obra, 150 fotografías seleccionadas por el Museo Internacional de Fotografía George Eastman House entre las 19.000 que posee de Coburn.
En la muestra -que a partir del 14 de junio se podrá ver en el Centro Cultural de la Villa de Madrid- se comprueba cómo Alvin Langdon Coburn fue en buena parte por delante, o al menos a la par, de la evolución de la fotografía como género propio de expresión. "Percibió la fotografía desde el principio como un arte, fue un innovador realmente importante, ya que descubrió la forma abstracta al tomar fotografías", señaló en la inauguración John Russell Taylor, crítico de arte del periódico británico The Times, que tuvo la oportunidad de conocer a Alvin Langdom Coburn durante sus últimos años de vida en Gales.Hijo de una rica familia bostoniana, a los ocho años, aún en el siglo XIX, tenía ya su propia cámara, una de las primeras portátiles y autónomas, y a los 15 positivaba y exponía en su propio estudio. "Pertenecía a la primera generación que tomó la fotografía como algo totalmente cotidiano", señaló Taylor. Todavía adolescente, poseía ya una depurada técnica de revelado. Esta maestría le permitió tanto optar por las técnicas más complicadas y artesanas como estampar personalmente sus libros de imágenes o imprimir rotograbados de sus fotos que difundía comercialmente con la consideración de originales.
Después de exponer en la Royal Photographic Society de Londres, con 18 años, se integra en la Linked Ring, la hermandad de fotógrafos que defendían la primacía de la estética sobre la técnica, y dos años después se suma al Photo-Secession, el grupo de vanguardia fundado por Alfred Stieglitz, la personalidad más destacada de la fotografía creativa norteamericana de principios de siglo.
Retratos
Incluso en los retratos de sus contemporáneos presentes en la Fundación Barrié -Rodin, Mark Twain, Bernard Shaw, Matisse, Henry James, Gertrude Stein-, "una de las más importantes aportaciones de Coburn a la historia del arte de este género", según afirma en el catálogo de la muestra el historiador Gerardo F. Kurtz, se aprecia el intento de reflejar el carácter de los retratados. "Mis retratos son el registro de mi apreciación de los logros artísticos de los tiempos en que me tocó vivir", recuerda el propio autor en su autobiografía.
Esta preponderancia de los valores de lo estrictamente gráfico sobre lo representado se percibe en las abundantes fotografías de paisajes, naturales o urbanos, que realizó a lo largo de toda su carrera. Esta preocupación le llevó a su etapa más directamente ligada a las vanguardias plásticas de principios de siglo. Influido por el vorticismo, un constructivismo británico que propugnaba la creación de imágenes mediante la yuxtaposición de figuras geométricas, realizó vortografías, fotografías tomadas con exposiciones múltiples o mediante un caleidoscopio de su creación.
Al final de la Gran Guerra, la pasión por la fotografía fue derivando hacia las inquietudes espirituales, la masonería y diversas sociedades teosóficas. Residente en el Reino Unido desde 1912, en 1932 se fue a vivir a Gales y profundizó en el druidismo. Sus últimas fotos fueron precisamente de los levantamientos megalíticos célticos y de la construcción de la catedral de Liverpool. "Creía que las fotografías tenían su propia alma", afirma Taylor.
Babelia
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