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Bolsa citrícola en plena calle

Los teléfonos móviles amenazan con ponerle punto final, pero en Orihuela perdura la tradición de productores, comerciantes e intermediarios citrícolas de reunirse cada martes en plena calle, en el puente de Levante del Segura, para cerrar operaciones de compraventa. Una bolsa casera, exenta de los avances tecnológicos, pero eficaz.No es algo organizado, pero todos esa jornada, a media mañana, saben dónde acudir para culminar alguna operación comercial. Es una reunión de las gentes del sector citrícola con un siglo de tradición. Este mercado de transacciones se desarrolla paralelo al popular mercadillo que se celebra el mismo día en la ciudad y cuyos orígenes están estrechamente ligados. Data de la época medieval y todavía en el tercer milenio pervive, aunque algunas voces alertan ya sobre su posible decadencia debido a la influencia de las nuevas tecnologías en el mundo del comercio.

Ayer, martes, y como es costumbre desde hace siglos, sobre las diez de la mañana, comenzaron a llegar al puente los interesados, pese a que la climatología no invitaba a reuniones en plena calle, porque comenzaba a lloviznar. Poco a poco, una treintena de agricultores se adueñaron del centro de la calle; después llegaron los intermediarios y, más tarde, los pequeños exportadores. Con los protagonistas en la calle, comenzaron los corros y una retahíla de ofertas y contraofertas.

La mañana fue poco productiva. Apenas se cerraron operaciones. La causa no es otra que la crisis por la que atraviesa el mercado citrícola en las últimas semanas. "Los precios están por los suelos, cuesta llegar a las 10 pesetas por kilo, para al menos cubrir gastos", comentaba un agricultor. Ante este panorama, en algunos huertos las naranjas han caído de los árboles en espera de un repunte de los precios. "Deberían de regularizar los precios de alguna manera, estableciendo unas tarifas fijas de forma que no se ocasionen tantas pérdidas al agricultor", indicó José Ruiz, un veterano agricultor.

Los tratos que se formalizan en este espontáneo mercado citrícola oriolano suelen cerrarse, siempre e invariablemente, tras un regateo previo a la firma del acuerdo, que no es definitivo hasta que las partes visitan el huerto para obervar sobre el terreno el producto.

Aparte de las operaciones de compraventa, los interesados también acuden a esta particular bolsa callejera "para aprender", que es como llaman al estar al tanto de la evolución de los precios y de las variedades más demandadas.

Así pues, y a causa de la crisis actual del sector, la bolsa critrícola de Orihuela cerró a la baja. Pese a ello, los agricultores no desesperan y la próxima semana volverán, esperanzados en una recuperación de los precios, al puente de Levante del Segura. Los agricultores insisten en que está situación les perjudica básicamente a ellos. "En nuestro caso ya estamos perdiendo dinero, pero ellos [los intermediarios] sólo dejan de ganarlo", señaló otro agricultor. Mientras, los exportadores se defendían de las críticas escudándose en la crisis general del sector. "Son malos tiempos para todos y los agricultores ya no se acuerdan de la excelente temporada pasada", dijo el exportador Juan Carceles.

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