El Gobierno británico rehúye poner en libertad a los dos niños que mataron al pequeño Bulger Londres deja en manos del Supremo la decisión de acortar la pena a los menores
El ministro británico del Interior, Jack Straw, pidió ayer al Tribunal Supremo que decida cuándo pueden ser excarcelados Robert Thompson y Jon Venables, los dos niños que en 1993 asesinaron en Liverpool al pequeño James Bulger. Al optar por la vía jurídica, el Ejecutivo laborista evita cargar con la puesta en libertad de los menores y aplica de la forma que considera menos polémica una sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo que descalificó al Gobierno británico por aumentar a 15 la condena de 10 años impuesta a los dos menores.
Ante la posible liberación de Thompson y Venables en el año 2003, la familia del pequeño asesinado ha declarado sentirse "abandonada" por los gobernantes. En una semana marcada desde su inicio por el aniversario del pequeño Bulger, que hubiera cumplido 10 años el próximo jueves, Jack Straw anunció ante la Cámara de los Comunes su decisión de inhibirse en favor del Supremo. Encargado de tomar resoluciones tan delicadas como la de liberar a Pinochet, el titular de Interior ha preferido dejar en manos de la justicia la suerte de dos de los criminales más jóvenes del país.Thompson y Venables tenían ocho años cuando raptaron, torturaron y asesinaron a James Bulger, de dos, junto a las vías del tren en Liverpool. A punto de cumplir ahora la mayoría de edad, el hecho de que Michael Howard, antiguo ministro conservador de Interior, elevara a 15 años la pena de 10 impuesta por el Supremo violó sus derechos humanos, según los jueces europeos.
"Me doy cuenta de que no despejo la incertidumbre que rodea este caso, y ello puede causar malestar a las familias. Sólo espero contar con una pronta respuesta por parte del presidente del Supremo, lord Bingham of Cornhill, que acataré sin discusión", dijo ayer Straw en los Comunes.
Para que no pareciera que favorecía la puesta en libertad inmediata de los dos asesinos, que han pasado un tercio de sus vidas en centros especiales de internamiento, añadió que Thompson y Venables sólo saldrían a la calle "cuando el servicio de vigilancia bajo palabra considere que están rehabilitados".
El cuidado con que el titular laborista de Interior eligió ayer sus palabras se explica por la dura crítica de Estrasburgo a la práctica británica de permitir que un político retoque una condena ya fijada por los tribunales. Como la sentencia de Estrasburgo es vinculante y fuerza a Londres a modificar su legislación en este terreno, Straw ha devuelto el caso al mismo tribunal que condenara en 1993 a 10 años de reclusión a los dos menores. Fuentes jurídicas calculaban anoche que Thompson y Venables estarían libres dentro de tres años, una vez cumplida la década de reclusión considerada justa por el Supremo.
El Gobierno laborista también anunció ayer que modificará la forma en que son juzgados ahora los niños en el Reino Unido, criticada asimismo en Estrasburgo. A pesar de que la edad penal fue fijada en 10 años a raíz de la muerte de James Bulger, cuando un menor haya cometido un crimen considerado como "de adulto" no será sentado en el banquillo de los acusados.
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