_
_
_
_

La Comisión alerta de que la debilidad del euro está castigando a las economías de Europa

El comisario europeo de Asuntos Monetarios, Pedro Solbes, admitió ayer por primera vez que la debilidad del euro frente al dólar, en combinación con la carestía del petróleo, van a afectar no sólo a las previsiones de la Comisión sobre inflación, sino también sobre el crecimiento económico. Hasta ahora, la tesis de Bruselas era que un euro débil comportaba sobre todo beneficios porque alentaba las exportaciones. Pero el encarecimiento del crudo, en un mercado internacional en el que todo se contabiliza en dólares, ha acabado poniendo de relieve los inconvenientes de un euro débil.

Más información
FOTO SIN TITULO

"En términos económicos directos no cabe la menor duda de que estamos ante un crecimiento del precio del petróleo más una evolución del tipo de cambio que afecta a la inflación y que también va a tener un impacto sobre nuestra economía. Esos son factores que sin duda alguna se van a tener en cuenta en las próximas previsiones económicas", declaró.Pedro Solbes hizo estas manifestaciones en una rueda de prensa en la que dio cuenta de las recomendaciones de la Comisión Europea sobre los planes de estabilidad de Francia, Portugal y Luxemburgo.

"El problema es que el tipo de cambio en sí mismo tiene aspectos positivos en términos de la demanda externa y aspectos negativos en términos de inflación. En economía suele suceder con cierta frecuencia que nada es bueno para todo", concluyó. Hasta ahora, la Comisión y los Estados miembros habían puesto el acento en las ventajas que para la economía europea suponía tener una moneda en proceso de debilitación frente al dólar. El mensaje ponía el acento en las ventajas que tenían las empresas manufactureras tanto para cubrir una demanda interna europea que huía de unas importaciones encarecidas por la fortaleza del dólar como para exportar mercancías fuera de la Unión Europea.

Pero esas ventajas han acabado siendo devoradas por la subida del precio del barril de petróleo. Hace un año, un barril costaba 10 dólares y ahora se acerca a los 30. Un dólar costaba 142 pesetas y ahora supera las 173 pesetas. Ambos factores combinados han acabado por disparar el precio del crudo desde 1.420 pesetas por barril hasta cerca de 4.500 pesetas por barril.

Ese efecto combinado ha acabado por romper la curva descendente de la inflación de los países de la zona euro, que ha pasado del 0,8% anual en enero de 1999 al 2% anual en enero pasado, justo en el límite máximo defendido por el Banco Central Europeo. Solbes admitió ayer por primera vez que no sólo la inflación, sino también la economía, es decir, el crecimiento económico, se va a ver afectado. Y así lo reflejará la Comisión en las tradicionales previsiones de primavera que se darán a conocer a principios de abril.

Bruselas lanzaba ese mensaje mientras el euro alcanzaba un nuevo mínimo frente al dólar. El Banco Central Europeo fijó ayer un cambio oficial de 0,9543 dólares. Desde su introducción en enero de 1999, la moneda europea ha perdido cerca del 20% de su valor. El BCE mantuvo su mutismo sobre la depreciación de la moneda europea.

El Banco de Japón, sin embargo, intervino con una compra masiva de dólares para frenar el fortalecimiento del yen, que reduce los beneficios de los exportadores japoneses. Al final de la jornada, la divisa estadounidense se cotizaba a 107,04 yenes, después de haber fluctuado entre un máximo de 107,50 y un mínimo de 106,02.

La intervención, realizada a media mañana por el Banco de Japón a través de entidades locales y extranjeras, rondó los 1.000 millones de dólares y aupó a esta moneda a su máximo del día de 107,50 yenes.

La acción del banco central fue reconocida por el viceministro de Finanzas, Haruhiko Kuroda, quien afirmó que el Gobierno japonés seguirá atento a las fluctuaciones exageradas y volverá a intervenir para evitar que la apreciación del yen ralentice la recuperación de la economía del país.

Reproches a Portugal

Los malos augurios del futuro inmediato aún no se dejan ver en las cifras de contabilidad de los Estados miembros. La Comisión Europea dio su apoyo ayer a los planes de estabilidad actualizados de Francia, Portugal y Luxemburgo. Pero mientras para el riquísimo pero pequeñísimo Gran Ducado todo fueron parabienes, Pedro Solbes tuvo algunos reproches para Francia y Portugal.Reproches optimistas para Francia por considerar la Comisión que las expectativas de crecimiento parecen infravaloradas y que, en caso de seguir siendo mejores los resultados que los pronósticos, Francia debería alcanzar el equilibrio presupuestario en el año 2002 y no en 2003, como ha previsto el Gobierno de Lionel Jospin.

Reproches mucho más pesimistas para Portugal porque este país ha apoyado sus buenos datos en un aumento de las recaudaciones fiscales pero no en un recorte del gasto público. "Y el pacto de estabilidad exige que las reducciones de los déficit se basen sobre todo en la reducción del gasto", recordó Solbes.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_