Una carrera por ganar tamaño
La banca europea continúa un proceso de fusiones para competir con entidades de otros continentes
Es una carrera. Las fusiones bancarias por ganar tamaño no paran.Y se juega a tres bandas. Por un lado, Europa, quizá el continente más activo. Por otro, Japón, cuyos bancos se vieron obligados a grandes reestructuraciones para salir de la crisis que sumió al país hace dos años. Y en tercer lugar, Estados Unidos, que tuvo una actividad muy dinámica en años anteriores tras abrirse las puertas de los Estados.La negociación entre los dos bancos alemanes Deutsche Bank y Dresdner Bank para crear uno de los bancos más grandes del mundo es un paso más en ese sentido. El Deutsche ya ocupó el primer lugar del mundo cuando adquirió el Bankers Trust. Después se vio superado por los bancos japoneses (en proceso de fusión) Fuji, IBJ y DKB, por un lado, y Sumitomo y Sakura, por otro. Ahora, sólo recupera el segundo lugar tras el primer agrupamiento.
Son cosas de la globalización y del crecimiento. Y en Europa, si se quiere tener más cuota, se necesitan fusiones. Así lo interpretaron, nada más nacer el euro, los bancos Santander y Central Hispano para crear el BSCH. Y unos meses más tarde, el Bilbao Vizcaya y Argentaria para constituir el BBVA. Cada uno tiene ahora una forma distinta de ver el futuro. Para el primero, pasa por alianzas con otros grupos y tiene varias: Société Générale (Francia), Royal Bank of Scotland-NatWest (Reino Unido), Commerzbank (Alemania), San Paolo-IMI (Italia). Además, ha adquirido alguno de los más importantes grupos portugueses (Totta y Predial). El BBVA, sin embargo, ha buscado la fusión con el italiano Unicredito y, de momento, las cosas se han ralentizado.
Estas dos formas de preparar la expansión están en el tablero. Pero todo parece indicar que las fusiones transfronterizas no tienen mucho éxito, entre otras cosas porque las legislaciones laborales ponen muchos impedimentos. Ejemplos: BNP-Paribas (SG decidió no entrar), en Francia; San Paolo-IMI, en Italia; Fortis y General Bank, en Bélgica; Royal Bank of Scotland y NatWest, en el Reino Unido, y Spirito Santo y el BPI, en Portugal, entre las más importantes.
La penúltima operación, la fusión del finlandés MeritaNordbanken y el danés Unidanmark para crear la principal entidad nórdica es un ejemplo mixto, dada la penetración de los países de dicha área.
Y es que, a pesar del mercado único, no se ve con buenos ojos la llegada de foráneos. Pasó en Alemania tras la oferta de la británica Vodafone sobre Mannesmann, finalmente admitida, y en Portugal, con la lanzada por el grupo español BSCH por el portugués Champalimaud, cuyo caso llevó a la Comisión Europea a amonestar al Gobierno de António Guterres.
Las fusiones bancarias que han venido impulsadas por la introducción del euro y la globalización de los mercados han encontrado en el auge bursátil el tercer y decisivo elemento de impulso, aunque los expertos consideran que cuando cambie el ciclo bursátil las uniones bajarán.
Pero la cuota de mercado sigue siendo la preocupación. Y es que, mientras Bank of America controla el 11% del mercado bancario de Estados Unidos, o Citigroup llega al 7,1%, los primeros bancos del Viejo Continente no llegan ni de lejos a esas cifras. Deutsche Bank tan sólo controla el 3,5% del mercado europeo, mientras que los líderes franceses BNP-Paribas y Crédit Agricole no superan el 3,3% del mercado, según un informe de PriceWaterhouseCoopers.
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