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El diplomático expulsado por EEUU es aclamado a su regreso a La Habana

La última entrega del culebrón del niño balsero Elián González ha superado todas las expectativas. En esta ocasión, el protagonista de la telenovela es el ex vicecónsul de Cuba en Washington José Imperatori, quien fue expulsado de Estados Unidos hace una semana por realizar supuestas labores de espionaje y a quien el jueves Fidel Castro recibió con honores de héroe en el aeropuerto de La Habana.

El diplomático cubano llegó a La Habana procedente de Canadá, después de pasar cuatro días en ese país en contra del deseo del Gobierno de Ottawa. Imperatori se había declarado en huelga de hambre en protesta por su expulsión de EE UU, hecho que La Habana considera una maniobra para desviar la atención sobre el caso Elián. El capítulo Imperatori será recordado como uno de los más oscuros y extraños en la saga de Elián. En los 100 días que dura ya la polémica -iniciada el 22 de noviembre con el naufragio al que sobrevivió el pequeño después de ver cómo morían su madre y otros 10 balseros-, han pasado por escena tíos-abuelos, monjas, un polémico padre que no se decide a viajar a EEUU a buscar a su hijo, jueces al borde del colapso y masas furiosas contra el exilio anticastrista de Miami desfilando por el Malecón de La Habana, pero nadie podía imaginar cómo los guionistas se iban a apañar para colocar a un espía en esta historia.

El gancho lo puso Mariano Faget, un alto funcionario del Servicio de Inmigración y Naturalización de EEUU (INS), que el pasado mes de febrero fue detenido en Miami por agentes del FBI acusado de sostener contactos no autorizados con diplomáticos cubanos en EEUU y de revelar datos secretos; dicho en otras palabras, de espiar a favor de Cuba. A los pocos días, el Departamento de Estado decidió expulsar a Imperatori por su vinculación con Faget, y la respuesta cubana no se hizo esperar. El Gobierno de Fidel Castro calificó el caso de "patraña" y de maniobra para influir en la decisión que un juez federal de la Florida debía de tomar pocos días después sobre el futuro del niño balsero. Imperatori renunció a su cargo, se puso en huelga de hambre y dijo que estaba dispuesto a ser detenido en EEUU y a comparecer ante los tribunales para demostrar su inocencia.

Washington no aceptó al órdago, y el sábado pasado el FBI fue a buscar al funcionario a su casa en Washington y lo subió a un avión con destino a Canadá. Previamente, EEUU y el Gobierno de Ottawa se habían puesto de acuerdo en que el diplomático cubano no debería estar en Canadá más de 48 horas, pero La Habana no acató este trato hecho a sus espaldas.

Nada más llegar a Canadá, Imperatori dio a conocer que mantendría su huelga de hambre y que quería permanecer en ese país hasta que se le permitiese regresar a EEUU. Pese a la petición del ministro de Asuntos Exteriores canadiense de que abandonase el país, Imperatori se apalancó en la Embajada cubana en Ottawa, y comenzó entonces una tensa negociación diplomática entre Cuba y Canadá, que al final dio como resultado la salida del país del diplomático.

El jueves por la tarde (madrugada de ayer en España) llegó a La Habana en un avión de Cubana de Aviación que Fidel Castro mandó para buscarle. Como comité de recibimiento, en el avión viajaron 52 personas, escritores, deportistas, abuelos, y hasta un niño ciego que estos días se ha destacado en la isla durante las "tribunas abiertas" que realiza el Gobierno para exigir la liberación de Elián. Cuando Imperatori entró en la aeronave hubo ovaciones y lectura de poemas.

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Al llegar a La Habana, Castro en persona y el padre y las abuelas de Elían recibieron a Imperatori a pie de escalerilla. Castro lo llamó "héroe" y se fundió con él en un abrazo, oportunamente recogido por las cámaras de televisión.

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