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Manos caídas del cielo

A Pedro Duque, el primer astronauta español que tocó el espacio, Granada no se le va a olvidar tan fácilmente. "Mis recuerdos de Granada están asociados siempre a bullicio, a mucho bullicio", dijo ayer. La primera foto que hizo en su vida la hizo en la Alhambra. Hace un año, acompañado por toda la tripulación del Discovery, la nave en la que flotó más allá de la estratosfera, realizó una visita "oficial" plagada de seguidores, autógrafos y homenajes. Ayer regresó a la ciudad de nuevo. Esta vez para recoger las esculturas hechas a partir de las huellas de sus manos y las del resto de la tripulación en el Parque de las Ciencias. Son manos como caídas del cielo."No sólo vienes a recoger la huella profunda que dejasteis en nosotros", le comentó el consejero de Educación y presidente del consorcio del Parque de las Ciencias, Manuel Pezzi, mientras le entregaba la escultura. "Tú ya has rebasado la ciencia y has entrado en el campo de los artistas de cine".

Así era. Una multitud de chiquillos aguardaba la llegada del astronauta para acribillarlo a preguntas o pedirle autógrafos. Pero no sólo niños. También estaban el alcalde de Granada, José Moratalla, y varios cargos socialistas, que parecían vengarse así de la omnipresencia que mostró el anterior alcalde granadino, el popular Gabriel Díaz Berbel, en la visita de Duque del año pasado.

Fue en aquella visita donde, precisamente, los responsables del Parque de las Ciencias, propusieron que Duque, John Glenn, Steve Lindsey, Chiaki Mukai, Curt Brown, Scott Parazynski y Steve Robinson imprimieran sus huellas en un molde de arcilla y estamparan sus firmas para inmortalizar su visita a Granada. De aquel molde se han hecho siete esculturas en bronce, de 40 centímetros de altura cada una, que Duque hará llegar ahora al resto de sus compañeros del Discovery. Como dijo Pezzi, Pedro Duque será ahora el "embajador español" que viaje a los distintos países de procedencia de los astronautas para entregarles las esculturas. Granada estará así presente en países como Estados Unidos o Japón.

Duque, que confesó que venía con 38 grados de fiebre, no dejó en ningún momento, sin embargo, de mostrarse accesible para todo el que quisiera acercarse a él. Luego fue el protagonista de una vídeoconferencia celebrada en el salón de actos del parque con estudiantes universitarios. Allí habló de que existen posibilidades de que vuelba a realizar otra misión con la Agencia Espacial Europea. También de la importancia que va a tener en el futuro la estación espacial que se está construyendo, proyecto en el que él se siente muy involucrado como asesor para la creación de un laboratorio.

El astronauta recordó, además, que uno de los más de doscientos experimentos que realizó la tripulación del Discovery era, precisamente, un encargo de la Universidad de Granada, encargo que, según le comentaron, fue absolutamente satisfactorio para los investigadores.

Tal vez Duque aún recuerde de su anterior estancia en Granada la puesta de sol que habían sido invitados a ver por consejo expreso del presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, y que tuvo que ser suprimida en el último momento porq: e algún responsable de protocolo no había tenido en cuenta que a la hora que había señalado para tan magno acontecimiento, las ocho de la tarde, era ya noche cerrada y bien cerrada en la ciudad. Tal vez ayer tarde aprovechó para escaparse un rato e irse a ver el atardecer. Si no, volverá. Sin duda.

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