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Concentraciones en Vizcaya por los dos últimos sabotajes contra ediles socialistas

Los nombres propios de la crónica de la violencia callejera ayer en Euskadi fueron los de los concejales socialistas vizcaínos Fernando Castillo y Nieves Hurtado. Un grupo de encapuchados convirtió el coche del primero, un edil de Durango, en chatarra chamuscada, y un artefacto casero compuesto por una bombona de cámping-gas y gasolina estalló en la puerta de acceso a la vivienda de la segunda, concejal del PSE-EE en Leioa, mientras estaba en su interior. Pese a los desperfectos, ninguna persona resultó herida.La respuesta cívica no se hizo esperar. Las concentraciones contra estos actos de kale borroka y contra el sabotaje que el pasado viernes obligó a desalojar varias viviendas en Barakaldo se sucedieron desde las 13.30. En esta población vizcaína, el alcalde, el socialista Carlos Pera, representantes políticos y centenares de ciudadanos se manifestaron en el consistorio tras la pancarta con el lema Bakea behar dugu-Necesitamos la paz.

Tanto la junta de portavoces de Durango como la de Leioa condenaron los hechos. Los representantes de EH no reprobaron estos atentados.

Por la tarde, los socialistas vascos, encabezados por su presidente, Txiki Benegas, se concentraron en el bulevar de Leioa en solidaridad con la edil Nieves Hurtado, quien agradeció las muestras de apoyo, aunque admitió que con este sabotaje "los encapuchados han dejado la inseguridad a mi familia, la vecindad y al partido".

El histórico socialista Antonio Aguirre, representante de la agrupación socialista de Leioa, recordó al lehendakari, Juan José Ibarretxe, y al presidente del PNV, Xabier Arzalluz, que "los que gobiernan apoyados por fascistas se convierten en fascistas".

Los comandos Y de apoyo a ETA mantienen en el punto de mira a los concejales del PSE. Sólo la agrupación de Leioa ha sufrido en los últimos meses cinco atentados, entre sabotajes dirigidos contra la casa del pueblo y contra sus sucesivos portavoces en el consistorio. Aguirre dijo: "Todo esto es una auténtica cacería; la gente está atemorizada, por eso le exijo a Ibarretxe que defienda nuestra libertad y nuestras vidas".

Las muestras de solidaridad con los dos últimos objetivos de la violencia callejera llegaron también desde la Asociación de Municipios Vascos (Eudel) y de Gesto por la Paz.

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