Las 217 competencias de la ESO

Uno de los principales objetivos del Departamento de Enseñanza, según el nuevo programa educativo presentado en el Parlament por la consejera Carme Laura Gil, es que se garantice a todos los alumnos, tanto de primaria como de secundaria, la adquisición de las competencias básicas educativas. Para comprobar si estas competencias se han adquirido, Gil prometió que se establecerá una evaluación al final del segundo ciclo de primaria (a los 10 años) y tras el primero de ESO (14 años).¿Pero cuáles son estas competencias? Los criterios del departamento son que en primaria todo alumno debe adquirir el dominio de la lectura, la escritura y el cálculo y en secundaria deben terminar su escolarización obligatoria siendo capaces de comprender y expresarse, oralmente y por escrito, en catalán y en castellano, de comunicarse en una lengua extranjera y de haber adquirido competencias y aptitudes que le permitan su progreso personal autónomo, así como su inserción sociolaboral.

Estas competencias se encuentran definidas en el estudio Identificación básica de la enseñanza obligatoria. Gil se estrenó en el cargo con la presentación de este estudio, que especifica que cuando un alumno termina la ESO tiene que haber adquirido 217 competencias básicas.

Algunas son competencias tradicionales, como conocer las cuatro reglas de cálculo o las normas ortográficas, mientras que otras tratan de crear no sólo futuros trabajadores, sino ciudadanos con "espíritu crítico". Entre éstas se encuentran las de conocer el concepto de democracia y la legislación laboral; comprender los conflictos de carácter social o político; tener habilidades para la negociación y mantener actitudes solidarias.

En el fondo, las competencias propuestas por el estudio tratan de satisfacer tanto a los educadores que insisten más en la adquisición de habilidades como a los que se inclinan por la simple acumulación de conocimientos. Por otra parte, estas competencias deben adecuarse, según el estudio, "a las demandas actuales de la sociedad, que requiere del sistema educativo nuevos planteamientos que den respuesta a las necesidades de formación de los jóvenes para desarrollarse en la vida cotidiana". De acuerdo con este punto de partida, las 217 competencias básicas "han de prever tanto la preparación para la vida académica como la preparación para el acceso al mundo laboral y a la vida social". Para conseguir que sean adquiridas por todos los alumnos que finalizan la ESO se han establecido unos "mínimos", que se aplican tanto a conocimientos teóricos como a habilidades y actitudes. El estudio, no obstante, insiste en dejar claro que, pese a estos contenidos mínimos, "la escuela puede y ha de intentar conseguir los máximos posibles".

El estudio fue realizado con el apoyo de la Fundación de las Regiones Europeas para la Investigación en la Educación y la Formación y contó con la participación de tres regiones: Cataluña, Baleares y Canarias. Se gestó en dos fases. En la primera, un grupo de 26 personas relacionadas con el mundo educativo elaboró un cuestionario en el que se establecieron 245 competencias, en parte extraídas de los contenidos curriculares que se imparten en centros escolares. Posteriormente, el cuestionario fue contestado por 1.173 personas representativas de la sociedad civil y especialmente del mundo de la educación, que tuvieron que evaluar las competencias que a su juicio eran más importantes.

El resultado final de este trabajo fueron 217 competencias, clasificadas en el ámbito matemático, social, tecnocientífico, lingüístico y laboral, que serán entregadas a los centros escolares para considerar su inclusión en el diseño curricular. Enseñanza establecerá la forma de aplicar estos conocimientos a cada centro, de acuerdo con las características particulares y su entorno.

Esta falta de un modelo concreto de aplicación es criticado desde CC OO. A juicio de su secretario de Enseñanza, Joan Carles Gallego, el documento es positivo, pero se pregunta: "¿Cómo se pueden incorporar todas estas competencias a los currículos?".