El escándalo de la central nuclear de Sellafield descabeza a su primer directivo

El director ejecutivo de British Nuclear Fuels (BNFL), John Taylor, se ha convertido en la primera baja registrada en la cúpula de la empresa responsable de la central nuclear de Sellafield, a causa de la falsificación de datos sobre la seguridad del tratamiento de plutonio. Taylor había trabajado antes para la compañía petrolera Exxon y recibirá cerca de 100 millones de pesetas por abandonar su cargo. Para el Gobierno británico, sin embargo, su marcha podría no ser suficiente. El Ministerio de Comercio e Industria quiere esclarecer ahora el grado de responsabilidad de otro directivo, Chris Loughlin, en la adulteración de los informes sobre la mezcla de óxido de uranio y plutonio en la planta.Furioso por la posible pérdida de encargos para Sellafield y la imposibilidad de privatizar una parte de BNFL en pleno escándalo, el Ejecutivo laborista quiere "limpiar a fondo la central para empezar de cero con una nueva junta directiva", según Stephen Byers, ministro de Comercio. A pesar de ello, el futuro de la planta está en entredicho. Japón, su principal cliente, quiere devolver una carga de plutonio reciclado recibida en Navidad, porque los documentos sobre la seguridad con que éste fue tratado son falsos. Y Alemania ha denunciado que el combustible nuclear recibido en 1996 desde el Reino Unido también incluía información fraudulenta.