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El alumnado de la UPV sigue las elecciones a rector, que se celebran hoy, con gran indiferencia. Temor a que se eternice

Cafetería grande del campus de Leioa. Poco después de la una de la tarde, tres chicos hacen tiempo en torno a una mesa. No toman nada. Como casi todos sus compañeros no han dedicado ni un minuto a la elección de su futuro rector, que se celebra hoy. Ni siquiera saben cuántos son los candidatos. "Creo que tres ¿no?". Se han enterado de lo poco que saben sobre los comicios por "la tele y los periódicos". Aunque el despiste es grande, algo tienen claro: "Son dos hombres y una tía, sólo sé eso... francamente nos interesa poco", apunta Gorka antes de levantarse.

Gorka tenía prisa por coger el autobús a Vitoria. Esto ocurría el martes pasado antes de la hora de comer. ETA convirtió aquella jornada, que empezó siendo la víspera de las elecciones a rector, en la víspera de un día de luto en la Universidad del País Vasco (UPV) por los asesinatos del dirigente socialista Fernando Buesa y del ertzaina Jorge Díez Elorza. El claustro de elección de rector quedó aplazado hasta hoy.Casi ninguno de los estudiantes consultados al azar acierta a decir el nombre completo de alguno de los candidatos. Aunque, paradójicamente, prácticamente todos los preguntados aseguran haber votado para elegir a sus representantes en el claustro. Esas 300 personas y el actual equipo rectoral son los encargados de elegir entre los catedráticos Mari Carmen Gallastegui, Manuel Montero y Juan Ignacio Pérez.

Actitudes

Entre el alumnado se pueden reconocer varias maneras de tomarse la carrera electoral: con escepticismo, con auténtico pasotismo, desde una perspectiva corporativista o desde el partidismo. Dos estudiantes de Medicina, con bata y una pegatina de protesta contra el Ministerio de Educación en la solapa, representan el modelo escéptico. "Qué más nos da quién salga elegido, nadie nos saca la cara", espeta uno.

Otro es el pasota. Paradójicamente, dos alumnas de cuarto de Periodismo, son el ejemplo perfecto. Sara y Patricia no se andan con rodeos: "No nos interesa el tema", aunque saben que el decano de su facultad, Manuel Montero, es uno de los aspirantes. Algo han leído en un par de periódicos universitarios, pero se ve que el asunto no va con ellas.

Luego está el modelo corporativo, el que representa una alumna de Biología. "Si fuera del claustro votaría al de Biología [Pérez], porque beneficiará a la facultad", explica con una apabullante sinceridad. Un vecino de pupitre, que desconoce quiénes son los otros dos candidatos, dice a modo de disculpa que está "muy mal informado".

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No es de extrañar. Los únicos que votan en estos comicios -los más reñidos en la historia de la UPV- son los miembros de equipo rectoral y los 300 claustrales que representan al profesorado, al alumnado y al personal de administración y servicios. Y los tres candidatos han centrado su campaña en buscar esos votos. Por eso, ni hay carteles con las caras de los aspirantes ni han realizado presentaciones a gran escala.

Otro modelo es el político. Son los alumnos que ven las elecciones a rector como si de unos comicios municipales, autonómicos o generales se tratara. Son los únicos que se decantan cláramente a favor, o en contra, de algún nombre. La verdad es que esta campaña en la UPV se ha basado exclusivamente en los aspectos académicos, pero una parte de los alumnos tiene claro qué partido, a su juicio, apoya a cada uno. "Uno el del PSOE, otro cercano a HB y la otra de EA, me lo ha dicho una amiga que está en un consejo de estudiantes", dice resuelta la estudiante de Biología.

Alumnos de Ciencias Políticas también lo tienen claro. Varios estudiantes de la rama de castellano consideran que la dirección de la UPV es ahora "demasiado nacionalista". No quieren que otro nacionalista suceda a Pello Salaburu. A quien salga, le reclaman que impida "las acampadas en la cafetería" y que se ocupe para empezar de "los autobuses y de los horarios". Al otro lado del pasillo, un grupo de compañeros de carrera que estudia en euskera no quiere que gane Montero. "Nos han dicho que es un facha". A la pregunta de quién se lo dijo, responden como si tal cosa que "un profesor".

Hay quien prefiere no fijarse en los colores políticos. "No me importa cuál sea su ideología; hace falta que sea una persona inteligente, trabajadora y con buena voluntad". La profesora de Medicina que lo dice tiene a sus espaldas dos décadas de docencia, "muchos años" en el claustro y ninguna gana de dar su nombre. Ya no es claustral y ni siquiera ha podido ver los programas. Están en Internet (www.ehu.es/claustroklaustroa).

El personal administrativo sigue la campaña con más interés que los estudiantes pero sin grandes alardes. Jesús Gordejuela, encargado del servicio de Correos -área que clasifica y reparte unas 5.000 cartas diarias- dice que para este departamento lo único que cambia con el cambio de un rector a otro es que "aumenta el volumen de correspondencia y seguimos con los mismos medios".

A la auxiliar administrativa Ascen Francia le haría ilusión que la UPV estrenara rectora. "Ya es hora ¿no?", dice esta joven que lleva cinco años de interina. Francia conoció a Pello Salaburu y a su antecesor, Juan José Goiriena. "Que qué ha cambiado de uno a otros... pues que ha cambiado el nombre en los membretes y que éste es más puntilloso con el euskera".

Aunque prefieren ocultarlo, el temor a que la elección de rector se eternice es patente. Por eso, los tres candidatos han pactado unos tiempos, puesto que el reglamento de la Universidad no establece límites a las intervenciones de los candidatos.

La primera cita es a las nueve de la mañana de hoy. Como suele ocurrir, el acto empezará seguramente a una hora después cuando se haya logrado el quorum necesario. Tras abordar otros cuatro puntos del orden del día -ninguno parece que se vaya a demorar demasiado-, los candidatos tienen unos 40 minutos por cabeza para explicar su programa.

El orden de intervención se ha decidido por sorteo: primero Manuel Montero, luego Mari Carmen Gallastegui y Juan Ignacio Pérez, el último. La Secretaría General estima que esto llevará desde las 10.30 hasta las 14.00. A esa hora, la sesión se supenderá hasta hora y media más tarde.

A partir de las 15.30, los candidatos deberán contestar por el mismo orden a las preguntas escritas presentadas por los claustrales. Tienen también un máximo de 40 minutos cada uno para responder a todas.

Luego se abrirá un periodo de una hora para que los 300 claustrales presenten nuevas preguntas allí mismo. Ésta vez habrá sólo 30 minutos para contestar. La primera votación está prevista entre las 20.00 y las 21.30. El recuento desvelará entonces si ya hay rector, en caso de que alguien saque mayoría absoluta, o si al día siguiente habrá que hacer una segunda vuelta.

Éste es el plan previsto por la Secretaría General, que incluye autobuses y comida para los claustrales. Sólo queda ver si se respetan los horarios.

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