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El embajador de EEUU en México denuncia que el país está en manos del narcotráfico

Juan Jesús Aznárez

Las complejas relaciones entre México y Estados Unidos, que comparten 3.200 kilómetros de frontera y una turbulenta historia, registraron un nuevo sobresalto después de que el embajador norteamericano, Jeffrey Davidow, un funcionario generalmente mesurado, declarase que así como en Sicilia fue la sede de la Mafia, México es uno de los principales cuarteles del narcotráfico mundial. La clase política, oficialista u opositora, denunció el carácter "intervencionista" de Davidow y reclamó del Gobierno presidido por Ernesto Zedillo una protesta.

La Cancillería cursó la protesta a través del encargado de negocios de la Embajada norteamericana, James Derham, convocado a capítulo por la secretaria (ministerio) de Relaciones Exteriores. El proceso de certificación aplicado por EEUU a los países con los que colabora en la erradicación del narcotráfico, a quienes aprueba o suspende unilateralmente cada año, vuelve a ser polémico en México y en Colombia. Los promotores de la reválida, cuyos resultados anuales divulgará Washington este miércoles, aseguran que el temor a las sanciones derivadas del suspenso facilitó una sustancial cooperación de Perú y Bolivia, que habrían reducido en un 60% y un 50%, en cinco y dos años respectivamente, la producción de coca.

Ayuda al enemigo común

Las autoridades mexicanas se remitieron a las detenciones y alijos incautados para demostrar que su lucha contra la droga y, en una nota diplomática, manifestaron su "extrañeza" por las declaraciones de Davidow porque "tienden a beneficiar al enemigo común que es el crimen internacional". Exteriores contraatacó, además, recordando que "la mafia estadounidense afiliada a capos extranjeros domina en algunas ciudades norteamericanas las ventas de cocaína, crack, heroína, LSD y marihuana". Vicente Fox, candidato presidencial del Partido de Acción Nacional, reaccionó de manera diferente y dio la razón al embajador estadounidense.

Para la secretaria de Estado, Madeleine Albright, no hay duda, al menos en sus manifestaciones, sobre la colaboración de México y de Colombia. Su embajador en Ciudad de México fue más crudo.

El pasado jueves, durante su reunión con mexicanos que estudiaron en la Universidad del Sur de California, comentó que "así como en Sicilia [Italia] estaba el cuartel general de la Mafia, ya el cuartel general de los principales narcotraficantes del mundo está en varios países, México entre ellos". Los carteles más importantes del mundo, agregó, son dirigidos por mexicanos, colombianos, dominicanos, y los rusos, "que, por supuesto, tienen colegas estadounidenses". Implacables con México, a pesar de reconocer los progresos conseguidos, fueron los republicanos Jesse Helms y Benjamín Gilman, presidentes de los Comités de Relaciones Internacionales del Senado y la Cámara de Representantes, respectivamente, en una carta a Madeleine Albright. "La situación de México continúa deteriorándose rápidamente. Los barones de la droga operan con virtual impunidad en Matamoros y Nuevo Laredo [Tamaulipas], Ciudad Juárez [Chiuahua], Mexicali y Tijuana [Baja California]". Los narcotraficantes operan allí, agregan, como señores feudales y eligen directamente a las autoridades locales. El ex director de la Agencia Antidrogas (DEA) Thomas Constantine remató diciendo: "Si no se hace algo, muy pronto quedará México bajo el poder de los narcotraficantes".

[El jefe de la policía de Tijuana (Baja California), en la frontera mexicana con EEUU, fue asesinado ayer. El cuerpo de Alfredo de la Torre presentaba más de 100 impactos de bala de gran calibre, informa Efe.]

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