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Aznar tilda de "escándalo" que Ibarretxe organice una marcha para "jalearse"

Javier Casqueiro

José María Aznar acusó ayer al lehendakari, Juan José Ibarretxe, de protagonizar "un escándalo" por promover con la cúpula de su partido, el PNV, la manifestación del sábado en Vitoria de los nacionalistas contra ETA para "jalearse". En esta estrategia, añadió, HB, aliada del PNV, ha pactado con la banda terrorista una reacción de "cierta distancia" ante sus últimos atentados. Con "estupor" agregó que a los dirigentes peneuvistas "les preocupa más el espíritu de Ermua que acabar con ETA". Así, instó a Ibarretxe y al líder del PNV, Xabier Arzalluz, a que revisen "su actitud".

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El candidato del PP desarrolló ayer su jornada electoral ante más de 7.000 personas en la plaza de toros de Zaragoza y ante más de 1.000 en un polideportivo de Huesca. En ambos actos expresó su preocupación por lo ocurrido el sábado en Vitoria y otras ciudades vascas tras los últimos asesinatos de ETA. Así, recordó que en anteriores campañas ya anunció que utilizaría "todos los instrumentos del Estado y de la ley" a su alcance como presidente del Gobierno para acabar con el terrorismo, e insistió en que ni ahora ni en el futuro se apartará de esa línea.José María Aznar enfatizó su apuesta "por la estabilidad constitucional y de los estatutos de autonomía" como "punto de encuentro" para afrontar también el problema vasco, que catalogó como un conflicto "terrorista". "No de violencia, como dicen algunos que tienen miedo a llamar a las cosas por su nombre, que son los que justifican o se convierten en cómplices del terror y que deben saber que no van a lograr sus objetivos por la violencia", advirtió.

Insuperables errores

Aznar calificó de "insuperables" los errores cometidos por algunos políticos sobre el terrorismo y parafraseó un poema de Felipe Benítez Reyes para prometer: "Las estelas que nos han dejado todos los que han luchado todos los días por la libertad en el País Vasco no se van a borrar nunca". En ese trazado argumental, afirmó que "a algunos dirigentes del PNV les preocupa más el espíritu de Ermua que poner fin a ETA".

Enfrascado ya contra el PNV y el nacionalismo radical, Aznar advirtió: "HB no tiene la más mínima autonomía con ETA. Os digo más: han pactado su reacción de cierta distancia ante el atentado, que sólo han lamentado y no condenado". "Ésos", añadió, "han pactado con el PNV y ahora les están retorciendo en una actitud de crueldad", cuya cuenta "paga la sociedad vasca". [El PP guipuzcoano resolvió ayer no anunciar públicamente sus actos electorales, y hacerlo sólo en convocatorias "internas" a los medios de comunicación, para eludir "la presión que ejerce el entorno radical"].

A partir de ahí, Aznar personalizó sus ataques al PNV. Primero, contra Arzalluz, del que recordó cuando le preguntó si veía posible "un proyecto común" entre ambos. Aznar reveló que él contestó que sí y que Arzalluz dijo que no. Luego, en un mensaje al líder nacionalista, recalcó: "El problema previo de la libertad no se sustancia dando la razón a los terroristas, sino revisando su actitud".

De inmediato, Aznar arremetió contra Juan José Ibarretxe. Respecto a él, dijo que le causa "estupor la situación a la que algunos han llevado a las instituciones en el País Vasco". Después, adjetivó como "un escándalo" que Ibarretxe y otros responsables del PNV se hubieran "organizado entre ellos una manifestación para jalearse".

Tras vapulear al PNV, Aznar reiteró la parte de su discurso habitual contra el PSOE, en la que él se sitúa como garante de la estabilidad y el progreso y reserva para Joaquín Almunia el papel de "la incertidumbre, el riesgo y el peligro" para todos los logros que España ha conquistado desde 1996.

Después de superar ese apartado del guión, Aznar intentó culminar su intervención con una crítica a la corrupción en la época de los Gobiernos socialistas que parecía casi una venda ante los escándalos que afectan a ministros suyos, como Josep Piqué y Rafael Arias-Salgado y colaboradores del dimitido Manuel Pimentel y las opciones sobre acciones de Telefónica. "A los del progreso de boquilla ya los conocemos muy bien de la anterior legislatura. Los que no saben distinguir entre lo público y lo privado, entre lo mío y lo tuyo, pero me quedo con ello... Ésos ya sabemos muy bien quiénes son". Fue entonces cuando pidió el voto para seguir en La Moncloa con "manos limpias, estabilidad y progreso".

Aznar finalizó buscando de nuevo el contraste entre "el progreso real, de carne y hueso, con nombre y apellidos", el del PP, y "un coche con el freno echado y dando bandazos", el del PSOE.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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