España admite a Israel en el grupo europeo de la ONU tras ser presionada por EE UU
La Casa Blanca anuncia unilateralmente el logro de un acuerdo con la diplomacia española
La Casa Blanca anunció ayer que España había levantado su oposición al ingreso temporal de Israel en el grupo de países europeos de la ONU y se atribuyó en buena medida el mérito del cambio de postura de la diplomacia española. El comunicado destaca el papel del vicepresidente Al Gore aspirante a sustituir a Bill Clinton en la presidencia de EE UU. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores español, Joaquín Pérez Villanueva, restó importancia al anuncio unilateral de la Casa Blanca: "Lo hizo por su cuenta porque tenía más interés y asumió el protagonismo de la negociación".
El acuerdo entre Washington y Madrid se alcanzó esta semana durante la visita de los Reyes a España. A pesar de que el comunicado pone el énfasis en la labor de Al Gore este último no estuvo esos días en Washington. El vicepresidente, aspirante a la nominación demócrata para las elecciones presidenciales de noviembre, hacía campaña, según fuentes diplomáticas. El titular de Exteriores, Abel Matutes, acompañó a los Reyes durante su viaje y celebró varias reuniones de trabajo.La flexibilización de la postura española se produce tras "intensas consultas" entre Madrid y Washington. El anuncio de la pasada madrugada es el episodio final de una enérgica campaña de presión sobre España, último miembro de la UE en oponerse a la pretensión israelí a ingresar en el grupo europeo porque en el que le corresponde, el asiático, algunos árabes le tienen vetada la entrada.
La Casa Blanca resalta en el comunicado la importancia de su papel mediador. Lo cierto es que en estos últimos tres meses no ha habido ni un sólo encuentro bilateral, a cualquier nivel, en el que los norteamericanos no hayan insistido en la necesidad de dar satisfacción a Israel. El representante norteamericano ante la ONU, Richard Holbrooke, llegó a manifestar en público el descontento de su Gobierno hacia Madrid. La reivindicación israelí fue de nuevo abordada en la visita preparatoria del viaje de los Reyes que llevó a cabo el ministro de Matutes hace tres semanas en Washington.
El embajador español ante la ONU, Inocencio Arias, reconoció ayer la intensidad de la campaña de presión. "Es cierto que en las últimas semanas la presión de diversos actores, unos pequeños y alguno grande, se ha centrado sobre nosotros". Arias aseguró que con el cambio de postura, Madrid veía "potenciados sus intereses en sus relaciones con EEUU". Concretamente, Pérez Villanueva hace hincapié en que en el comunicado, el presidente Clinton resalta el importante papel de España en Europa, el Mediterráneo y Latinoamérica.
Limbo administrativo
Hasta ahora, España era el único país del grupo de Europa Occidental y Otros (WEOG) en oponerse a la admisión de Israel como miembro temporal. Para optar por uno de los 10 puestos no permanentes del Consejo de Seguridad y obtener así voz y voto, un país necesita ser miembro de uno de los cinco grupos regionales de la ONU. Los israelíes llevan años pidiendo unirse de forma transitoria al WEOG para permitirles salir de este limbo administrativo en el que están sumidos desde que ingresaron en la ONU.
Al principio, la mayoría de la UE se opuso a esta solución. Dejar entrar a Israel era abrir la caja de Pandora al justificar las exigencias de otras naciones que siguen aspirando a integrarse en este grupo, como es el caso de la mayoría de los miembros del antiguo bloque soviético.
Aumentar considerablemente el número de países incluidos en el WEOG también suponía reducir la posibilidades de cada uno de sus miembros a sentarse en uno de los codiciados sillones del Consejo de Seguridad, la principal institución de Naciones Unidas, y en algunos órganos menores. España aspira a ocupar de nuevo un escaño en el Consejo de Seguridad.
Las voces de protesta fueron apagándose poco a poco, esencialmente bajo la presión norteamericana. En cada uno de sus encuentros con los europeos de estos últimos meses, la secretario de Estado, Madeleine Albright, abogaba por la inclusión de Israel. Al final, España, y en menor medida Italia, Irlanda y Portugal, fueron quedándose en minoría.
El anuncio de Washington busca apoyar al candidato Gore
Las prisas de la Casa Blanca por dar a conocer el acuerdo alcanzado con España para resolver el problema israelí en Naciones Unidas y la mención, en el comunicado, al papel desempeñado por Al Gore, que aspira a suceder a Bill Clinton, tienen un cierto tufillo electoral.Todo lo que se refiere a Israel es prácticamente considerado como un asunto de política interior en EE UU. El apoyo de las organizaciones judías es fundamental para cualquier aspirante a presidente y más para un demócrata. El voto judío suele inclinarse hacia el Partido Demócrata pero no lo puede dar por garantizado.
El mes pasado el poderoso American Jewish Comitee (AJC), uno de los lobbies con más peso en EE UU, singularizaba la postura española como el único obstáculo para la normalización de la situación de Israel en la ONU. Los diplomáticos españoles en Nueva York asegura que detrás de ellos se escondían otros países europeos pero fue España la que más dio la cara.
En realidad, el acuerdo hispano-norteamericano se había venido fraguando desde principios se año y, sobre todo, durante la visita que efectuó el ministro Abel Matutes a Washington para preparar la que acaban de hacer ahora los Reyes.
Antes de viajar a la capital federal, dónde se reunió con la secretaria de Estado, Madeleine Albright, el jefe de la diplomacia española hizo escala en Nueva York. Se entrevistó con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, con el que también abordó la necesidad de encontrar una solución que sacase al Estado judío del limbo jurídico-administrativo en la ONU.
El compromiso estaba tan maduro que en la reunión de un grupo de trabajo celebrada el lunes en Bruselas, la delegación española comunicó a sus socios comunitarios que este sería probablemente anunciado en los próximo días, con motivo de la visita real a Washington.
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