Los hijos de Buesa piden a los políticos libertad sin miedo

ETA no sólo tiene una puntería infalible para matar a los mejores. También para dejar solos a los más serenos. La viuda de Fernando Buesa acudió el miércoles a consolar a la madre del escolta asesinado, a pedirle perdón porque los terroristas se lo llevaron por delante junto a su marido. Ayer, Marta, Carlos y Sara, los hijos del político socialista, se enfrentaron a las cámaras y dijeron con voz tranquila, ya sin lágrimas: "La democracia existe, la llevamos con nosotros, en nuestras manos. Merece la pena"."No sentimos odio, ni rencor, ni mucho menos resignación. Sólo tenemos una profunda tristeza y un gran vacío por la pérdida de nuestro padre", dijo Marta Buesa Rodríguez con voz suave y firme, arropada por sus hermanos. "No queremos compasión", siguió leyendo, "ni que se utilice nuestro dolor. Como ciudadanos de este pueblo exigimos a nuestros representantes que nos representen, que nos defiendan y que nos ayuden a construir una sociedad libre, donde no quepa el miedo".

"Necesitamos que sepáis lo reconfortante que ha sido para nosotros todo vuestro apoyo. Es una fuerza inmensa que tenemos que saber aprovechar. Éste es el espíritu que debemos hacer valer. En nuestras manos está cuidar y preservar la democracia. En especial en nuestras manos, las de los jóvenes, que construimos el futuro".

Final de ETA

"El final del terrorismo", concluyó Marta Buesa, "es algo que nos interesa a todos y que nos debe unir. Si queremos tolerancia, respeto y libertad tenemos que comprometernos. Merece la pena".

La familia de Jorge Díez, el policía vasco asesinado junto a Fernando Buesa, también quiso ayer expresar, mediante un comunicado, su agradecimiento a todas las muestras de apoyo y cariño recibidas. Los padres y la hermana del ertzaina muestran su esperanza de que las vidas de Jorge y Fernando "sean las últimas que inútilmente se pierden en este pueblo". También a ellos, que les acaban de matar un hijo, un hermano, lo primero que les sale después del dolor es el agradecimiento: a los obreros que intentaron ayudar a Jorge tras el atentado, a sus compañeros policías, a Nati Rodríguez, la mujer de Fernando Buesa, por ir a llorar con ellos.

Ayer explicaron que han preferido el silencio y la discreción porque de esa manera han vivido siempre, y en este sentido agradecen "especialmente" a los medios de comunicación que atendieran su petición para evitar la presencia de cámaras y micrófonos en los actos fúnebres. "Gracias por esa humana profesionalidad", insisten. Finalmente, destacan "el gran amor que Jorge ha mostrado siempre hacia esta su tierra vasca" y dicen que a partir de ahora quedan por delante momentos muy duros que esperan superar con el recuerdo de Jorge, y la esperanza de que no haya más muertes.