La doble protesta contra ETA en Vitoria ahonda la división de los vascos

La fractura de la sociedad vasca se hizo ayer más patente que nunca con las dos manifestaciones celebradas en Vitoria, la sede del Gobierno de Euskadi, una convocada por el PNV y presidida por el lehendakari, y la otra, por los partidos no nacionalistas y encabezada, entre otros, por la viuda y los hijos del dirigente socialista Fernando Buesa, asesinado por la banda terrorista ETA. La muerte del político vasco y su escolta, un ertzaina, no fue suficiente ayer para unir a los vascos. Las dos manifestaciones reunieron a más de 100.000 personas, y la situación provocó numerosos incidentes. El objetivo era gritar fuerte contra ETA, pero los manifestantes se gritaron unos a otros. El PNV acabó convirtiendo su protesta en un acto de desagravio al lehendakari, Juan José Ibarretxe, increpado el pasado martes cuando entraba en la catedral de Vitoria para asistir al funeral por el socialista asesinado. En Pamplona, otras 55.000 personas secundaron la manifestación convocada por todos los grupos del Parlamento navarro a excepción de EH, al término de la cual se produjeron gritos contra ETA y el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, y abucheos cuando el presidente del Parlamento autónomo, José Luis Castejón, trató de leer en vasco el comunicado final. En San Sebastián, por su parte, varios miles de simpatizantes abertzales reclamaron la libertad de los presos etarras.