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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

'ETA, no. ¡Basta ya!'

Me lo está pidiendo el cuerpo, y no es cosa de que me salga un sarpullido por reprimirme. Qué digo, reprimirme, si en este Euskadi bendito en el que nos ha tocado en suerte nacer -suerte, como sinónimo de azar-, existe libertad hasta para insultar, según ha declarado Arzalluz. Así que voy a dejar que me aliente este aire jacarandoso, para ser lo más cachondo, irreverente y políticamente incorrecto que le quepa a un ciudadano de a pie que no quiere que le ahogue la rabia porque necesita vivir alegre y en paz con los demás.¿No será nuestro problema de vascos fieros y aguerridos que entre tanta tradición acendrada en donde lo pagano subyace y fundamenta lo cristiano, tanto trasvase de lenguas en donde el euskera modula el castellano, tanta lucha callejera en donde los grafitos condensan la compleja cultura de los libros, que hemos llegado a interpretar como "jodeos los unos a los otros" - sin ninguna connotación erótica, por cierto, que otro cantar sería- el mensaje idílico del Evangelio cristiano? Pues si no lo es, bien que nos jodemos! Todo el día como estreñidos, unos con caras solemnes impartiendo doctrina, otros con rictus crispado y manos cargadas de piedras, quiénes con ojos aterrados y muchos, muchísimos, con cara de alelados, como que no se enteran o no va con ellos la cosa.

Como remedio a ultranza contra tanto encogimiento intestinal, ¿no sería bueno reírnos todos, aunque cada uno se ría de lo que dicen otros? ¿No entronca tal práctica con el mejor bertsolarismo? Unos riéndonos de grandilocuencias tales como patria y conflicto y derechos inalienables del pueblo. Y otros riéndose de lo maquetos, dasarraigados y hasta renegados que somos los unos. Pero riéndonos. Dejemos ya de abonar la cultura de los muertos, de la sangre, del odio. Claro que, en tanto que no podamos tomárnoslo a risa, porque hay quienes se empeñan en matar mientras otros les jalean, es evidente que quien no los tenga bien puestos no tendrá libertad para gritar por las calles de Donostia: "ETA no. ¡Basta ya!"- . .

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