5.500 pesetas de multa a un cazador furtivo y un millón a un joven por acosar jilgueros
Lo paradójico tiene en ocasiones su origen en la ley. La Consejería de Medio Ambiente ha impuesto una sanción de 5.500 pesetas a un cazador furtivo que se coló en un coto privado de caza sin la preceptiva documentación y otra de algo más de un millón a un joven que cazaba jilgueros con red. La desproporción entre las sanciones se debe a que en cada caso se aplica una ley diferente. Santiago Martín Barajas, de Ecologistas en Acción, afirma que hacer una ley regional de caza es la "gran asignatura pendiente" del Gobierno regional. Éste asegura que trabaja en ello.Alejandro G. M., un cazador de Leganés, caminaba el año pasado, armado con su escopeta, en busca de un conejo o una perdiz. Estaba en un coto privado que no era de su propiedad, en una época en la que está prohibido cazar, con el fin de que los animales se reproduzcan.
La policía sorprendió al furtivo en plena faena y le denunció por "cazar en un coto sin permiso de armas, sin licencia de caza y en época de veda" ante la Consejería de Medio Ambiente. El expediente lo ha resuelto con una multa de 5.500 pesetas, pese a achacar al imputado tal cúmulo de ilegalidades.El montante de la sanción es bien distinto para Julián L. R., de 23 años, vecino de Colmenar Viejo, que con una red acosaba fringílidos (pequeñas aves protegidas, como los jilgueros, verderones y pardillos) en una campa de la localidad en 1998. Dos agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) le pillaron por sorpresa y le decomisaron la malla, cuando no había capturado ni un ave.
Como resultado de la denuncia, la consejería le ha impuesto una multa de 1.000.001 pesetas. "No sé cómo la vamos a pagar", afirma la abuela del denunciado. "La madre del chico [trabajadora de la limpieza en una residencia de ancianos] le regaló la red con sus ahorros", añadió. "El joven ha tenido problemas psicológicos y no tiene trabajo fijo", afirmó la abuela. "A ver si la Comunidad nos puede rebajar la cantidad, porque no tenemos dinero para la multa".
Además del caso citado, Medio Ambiente ha hecho públicas en los últimos días otras tres multas que sobrepasan el millón de pesetas. Dos de las sanciones son por practicar la caza de fringílidos con red, y la tercera, por intentar capturar conejos con red, metiendo hurones en su madriguera. Pero también hay decenas de casos en los que se sanciona a furtivos con multas de entre 5.000 y 10.000 pesetas por cazar con perros y sin licencia.
La desproporción de las sanciones resulta paradójica. En el caso del furtivo de Leganés, la Comunidad aplicó la Ley de Caza de 1970, que sigue vigente en España. En el caso del joven colmenareño aplicó la Ley de Protección de la Flora y Fauna Silvestres de la Comunidad de Madrid, aprobada en 1991.
El viceconsejero Juan González admite que las sanciones "se han quedado obsoletas" y que Medio Ambiente estudia una nueva ley regional que "corrija las sanciones de la Ley de Caza", de forma que "nunca resulte más beneficioso pagar una sanción que cumplir la ley". Promete que esta ley acabará con la desigualdad de las sanciones.
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