La ciencia, desde otro punto de vista

"Hemos visto los planetas, también hemos visto un volcán, minerales y hemos visto cómo se erosiona la tierra". Oscar tiene 13 años y es ciego. Pero ayer pudo ver, como él mismo dijo a los periodistas, algunas cosas que antes sólo había podido imaginar. Sus ojos fueron sus manos, sus pies, su nariz y sus oídos. Con el tacto comprobó la diferencia de tamaño de los planetas del sistema solar y sus dedos trataron de alterar el violento remolino de un tornado. Con la nariz olió flores tropicales. Y, a través del oído, advirtió la complejidad del cosmos.Oscar experimentó estas nuevas sensaciones en el Parque de las Ciencias de Granada junto a otros diez niños con disminución visual y ceguera completa adscritos a la ONCE. Es la primera vez que un grupo de chavales con este tipo de deficiencia visitan el museo interactivo, a pesar de que todas sus actividades están concebidas para que el niño participe manipulando aparatos, accionando interruptores y tocando sin reservas todo aquello que le apetezca. El museo es el más visitado de Andalucía y su función es difundir la cultura científica, tecnológica y medioambiental.

Los niños, de entre 5 y 13 años, fueron guiados por monitores de la ONCE y del parque por varias de las salas del museo. La de la Percepción, dedicada básicamente a fenómenos ópticos se eludió en el recorrido. Pero en la de la Biosfera, que explica la evolución de la Tierra y la vida sobre ella, el grupo pudo experimentar las sensaciones narradas por Oscar. La dirección del museo considera que en esta sala, los chavales sacaron partido de veinte de las sesenta actividades que la componen.

"Hemos visto cómo el agua erosiona las montañas si no tienen árboles y cómo da formas diferentes a las piedras, dejándolas lisas", explica Oscar. Él, como el resto de sus compañeros, estudia en colegios normales, integrado con niños sin problemas de percepción. Pero la ONCE reúne a estos chavales unas seis veces al año para que realicen actividades juntos. "En sus clases diarias, nosotros les ayudamos con los estudios para que puedan seguir el ritmo. Y, cada cierto tiempo, los juntamos para que se conozcan y sepan que hay más gente en su situación", señala Eduardo Piedra, profesor de Educación Integrada de la ONCE.

Habitualmente, estas actividades conjuntas se han desarrollado en granjas escuela o en Sierra Nevada, donde los niños han aprendido a esquiar con la ayuda de monitores. Tras el éxito de la visita al Parque de las Ciencias, la organización de ciegos no descarta incluirla en su circuito.

Después de la sala Biosfera, el grupo visitó el Planetario. La dirección del Parque consideraba que esta actividad iba a plantear dificultades, porque la vista es fundamental para conocer los astros. Los monitores de la ONCE comprobaron, sin embargo, que la música y la narración servían a los niños para situar las constelaciones en el firmamento. "Se trata de aprovechar el resto de sus sentidos, que suelen estar más desarrollados", aclara Piedra.

Esta misma idea sirvió en otros lugares del museo. En el laberinto vegetal, los niños se orientaron con las manos para encontrar la salida. Y, en el paseo de los pavimentos, adivinaron a través del tacto de los pies el tipo de suelo sobre el que pisaban.

El mariposario fue uno de los lugares que más interés despertó entre los niños. Allí se les explicó el ciclo vital de las mariposas y, sobre todo, pudieron percibir el clima tropical, con 25 grados centígrados y un 90% de humedad, en el que viven quince especies.