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El ascenso de McCain divide a los republicanos y favorece a Al Gore

Cuando los hados le parecían favorables para conquistar en noviembre la Casa Blanca tras ocho años de presidencia demócrata, el Partido Republicano está sumido en una guerra civil entre George Bush y John McCain, que sólo beneficia a Al Gore. Bush y McCain cruzan golpes feroces en las vísperas de las cruciales elecciones primarias republicanas que Carolina del Sur celebra mañana.

Las posibilidades de McCain de conquistar la candidatura republicana a la Casa Blanca crecen como la espuma, para desesperación de Bush. El príncipe de la dinastía política fundada por el presidente de la guerra del Golfo está pagando un alto precio por el error inicial de su campaña: la proyección de una imagen simplista y confiada. Por el contrario, la rebeldía de McCain frente al aparato republicano y la clase política de Washington le ha convertido en el candidato presidencial más popular de EEUU.Tras su aplastante derrota en el muy independiente New Hampshire, Bush no puede permitirse perder de nuevo en la conservadora Carolina del Sur. Su imagen inicial de caballo ganador se transformaría en exactamente la contraria. Ya en estos momentos, las encuestas revelan que el electorado concede a McCain más posibilidades de derrotar a Al Gore que a Bush.

Bush ha cambiado de estilo. Se le ha torcido la sonrisa de seguro vencedor y ahora va de candidato que lucha pie a tierra por sobrevivir en la carrera. El eje central de su nueva agresividad es la denuncia de la supuesta hipocresía de un McCain que presume de insurgente cuando es un conspicuo miembro del establishment. Y que predica la reforma de la financiación de la política cuando fue uno de los senadores que recibieron cientos de miles de dólares del corrupto Charlie Keating.

Pero McCain ejerce una fascinación en todos los sectores del electorado. Para los conservadores es el héroe de guerra en Vietnam y el senador que votó a favor de la culpabilidad y destitución de Bill Clinton por el caso Lewinsky y en contra de la ratificación del Tratado de Prohibición Completa de Pruebas Nucleares. Para los demócratas es el republicano que, como Clinton y Al Gore, se sitúa en el centro a la hora de proponer que la mayor parte del superávit presupuestario se destine a pagar la deuda nacional y salvar las pensiones.

Para los independientes, McCain es el hombre que promete decir siempre la verdad y combate los intereses especiales que dominan Washington, los de las empresas y grupos de presión. Y que denuncia que el Partido Republicano "ha extraviado su camino" al convertirse en una fuerza ultraconservadora.

Con esos ingredientes, más su esposa Cindy, que tiene aspecto de primera dama, McCain tiene el 52% de las expectativas de voto en Carolina del Sur frente al 53% de Bush, según un sondeo difundido ayer por Reuters. El de CNN-USA Today-Gallup le da al gobernador de Tejas una ventaja igual de corta y volátil.

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Mucha participación

En las primarias republicanas de mañana en Carolina del Sur, consideradas hace un mes como un paseo para Bush, se espera el mayor índice de participación de toda la historia. Este augurio es perjudicial para Bush, porque significa que muchos demócratas e independientes se aprestan a participar en la batalla interna republicana y votar a favor de McCain. Carolina del Sur autoriza a electores no republicanos a emitir su voto en las primarias del partido.

Al Gore es el gran beneficiado de esta agria competición entre republicanos, que ha alcanzado los niveles del insulto personal con McCain comparando a Bush con el "deshonesto Clinton" y Bush acusando a McCain de "traicionar" a su partido.

Un estudio publicado ayer por The New York Times confirma que la imagen nacional de Bush se va deteriorando mientras la de Al Gore gana en envergadura. Pero ninguno de los dos es hoy tan aplaudido como el héroe de guerra McCain.

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