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Sexo y togas

En la provincia de Málaga hay establecidas mafias de todo tipo y pelaje. En la provincia de Málaga se desbocan los accidentes laborales y no parece que abunden las medidas para evitarlos. En la provincia de Málaga hay algún alcalde que parece querer batir marcas de incumplimiento de los nuevos artículos del Código Penal que hacen referencia al delito urbanístico. En la provincia de Málaga hace mucho que huele a podrido debajo de algunas togas...Hasta el momento, ningún fiscal de la Audiencia de Málaga ha intervenido de oficio contra organizaciones mafiosas, ni ha buscado a los responsables de tantos accidentes en los tajos, ni ha actuado contra los desmanes urbanísticos, ni se ha interesado por la corrupción judicial.

La Fiscalía malagueña sestea, que es lo suyo, y, de vez en cuando, sale en los periódicos locales quejándose de la falta de espacio en sus oficinas, asunto éste que, por lo visto, debe de justificar su galbana. (Aunque, bien pensado, no veo por qué: también hay falta de espacio en los hospitales y no creo que a ningún médico se le ocurra proponer rematar a los pacientes para solucionar sus estrecheces).

La barbarie de El Ejido y el pasmo en el que nos ha sumido a buena parte de los andaluces saber de la existencia de un alcalde como Juan Enciso, nos ha privado de valorar suficientemente una de las noticias más asombrosas del 2000: un fiscal de Málaga ha decidido actuar de oficio.

Lamentablemente, no sé el nombre de este laborioso fiscal, por lo que no puedo hacerle justicia dándole la publicidad que se merece. Lo que sí conozco es el asunto que ha provocado su desvelo. Este intrépido fiscal ha decidido apartarse de los caminos trillados. Debe de ser un hombre ambicioso -en el mejor de los sentidos-, que no se contenta con asuntos fáciles.

¿Para qué investigar las mafias, los accidentes laborales, los desmanes urbanísticos o la corrupción judicial? Al fin y al cabo esos son asuntos de los que se ocupan ya la Fiscalía Anticorrupción, los movimientos vecinales o los sindicatos... El intrépido fiscal de la Audiencia malagueña ha decidido indagar algo enjundioso, un asunto de esos de menores de los que tanto gustan a los espectadores de los programas televisivos sensacionalistas de medianoche.

En el suceso podría estar, además, implicada, nada menos, que la Junta de Andalucía. Y todo ello, por si fuera poco, en vísperas de elecciones. No sé cuál ha sido el hilo que ha conducido a este caso. Quizá el fiscal estuviera indagando sobre accidentes laborales y al ver en los periódicos el anuncio de unos "Talleres de sexo seguro", pensó que en ellos se divulgaba el uso de arneses y cascos y se encontró con la sorprendente realidad de que se trataba de condones y espermicidas.

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Lo cierto es que el intrépido fiscal ha querido ver un posible delito de corrupción de menores en la campaña de prevención de enfermedades venéreas y embarazos no deseados que el Instituto de la Juventud ha desarrollado en los colegios malagueños. El fiscal jefe, Manuel Ruiz Villén (este nombre sí me lo sé, porque es el que se queja siempre de la falta de espacio) se ha apresurado a abrir diligencias.

Sin duda, hay gente que no sabe en qué año estamos.

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