Cordonería Alba
Como familiares del propietarios de la Cordonería Alba, actualmente en la picota informativa al estar en trámite de desahucio por ruina del inmueble, nos gustaría hacer llegar a la opinión pública unas puntualizaciones sobre ciertos aspectos de este negocio, y sobre todo de su propietario, que no han salido a la luz posiblemente por desconocimiento.La Cordonería Alba es un negocio familiar que pasó de su dueño inicial a sus descendientes y con los años quedó en manos de su actual propietario junto a varios hermanos ya fallecidos. Sin embargo, a efectos prácticos nunca fue así, ya que estos hermanos, mientras vivieron, fueron considerados como empleados, y sin ningún derecho al llegar su edad de jubilación o su muerte, mientras el hoy propietario asumió la gestión y explotación del negocio, todo ello digamos de una manera tácita y aprovechando que aquellos no hicieron valer sus derechos, por razones de índole personal.
Pues bien, a pesar de tratarse de un comercio centenario, y de estar abierto al público con una actividad tan singular, ya que no hay en Sevilla ningún otro establecimiento de cordonería artesana, se podría decir que estamos ante un negocio "casi fantasma", pues en el transcurso de estos 100 años, y obligado por una inspección de 1992, sólo liquidó dos ejercicios en las obligaciones fiscales, olvidándose hasta hoy del asunto. Y tampoco cotizó nunca a la Seguridad Social, ni por sus hermanos ni por otro familiar, una sobrina, que ha permanecido 25 años trabajando y a la que recientemente ha echado a la calle sin la menor consideración y sin derecho a reclamación, pues no estaba de alta.
A este señor, que aparece en la prensa reclamando protección y ayuda de las instituciones para mantener su negocio, habría que exigirle que cumpla primero con las obligaciones legales y tributarias que como comerciante le corresponden, y deje de representar el papel de víctima, y que para exigir derechos y ayudas, primero hay que cumplir con los deberes que le corresponden.- , Adela Rueja Oños y José Manuel Rueja Oños. .
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