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AUSTRIA DESAFÍA A EUROPA

El nuevo Gobierno austriaco sume al país en un clima de enfrentamiento civil

Klestil insta a "permanecer unidos en esta difícil situación y no dividir a la población"

En menos de 24 horas, Austria pasó de ser un país de consenso a una nación dividida. Un día después de tomar el juramento al nuevo Gabinete, formado por el conservador Partido Popular (ÖVP) y el Partido Liberal (FPÖ) del ultraderechsita Jörg Haider, el presidente de Austria, Thomas Klestil, instó ayer a los austriacos, a "permanecer unidos en esta difícil situación y no dividir a la población con emociones y acciones irracionales". En las ciudades de Innsbruck, Salzburgo y Graz salieron el sábado a la calle miles de personas para protestar contra el nuevo Gobierno.

En Viena se congregaron unos 1.500 jóvenes, algunos con leyendas en sus camisetas que rezaban "no a la violencia". Fue una señal de rechazo a la brutalidad de las protestas callejeras de la noche del viernes en la capital, donde resultaron heridos 43 agentes de policía y 13 manifestantes. La policía tuvo que utilizar mangueras para dispersar con chorros de agua a los 200 manifestantes que arrojaron piedras y petardos frente a la sede del partido de Haider.El secretario general del FPÖ, Peter Westhentaler, acusó a sus "rivales", el Partido Socialdemócrata (SPÖ) y el Partido Verde, de atizar la violencia callejera, los instó a "prescindir de inmediato de la destrucción política y movilizaciones" y calificó a los manifestantes de "terorristas organizados de extrema izquierda". Jörg Haider también acusó a "la izquierda" de "no reconocer las decisiones democráticas" y de "hacer una política de tierra quemada".

Se ha desatado una guerra verbal. El alcalde de Viena, Michael Häupl, socialdemócrata, lanzó una apelación para llevar adelante una política de oposición "dura e incondicional" contra el "Gobierno de explotadores" a fin de impedir "la destrucción" de las estructuras de la seguridad social.

Mientras tanto, el presidente austriaco, Thomas Klestil, llamó por teléfono al primer ministro portugués, António Guterres, presidente de la Unión Europea, para pedirle que anulara la decisión de los 14 Estados miembros de cancelar las reuniones bilaterales con el nuevo Gobierno austriaco. Sin embargo, un portavoz de la presidencia lusa informó que las sanciones, adoptadas por consenso de los 14 países se mantendrán.

El ultranacionalista Haider instó ayer en Klagenfurt a la población austriaca a que no se inquietase por el actual ambiente adverso a Austria en el extranjero, y calificó de "no relevantes" las amenazas de los demás países de la UE. Haider hizo un "encarecido llamamiento" a los austriacos, a quienes intentó tranquilizar diciendo que "no hace falta ponerse histéricos", pues lo positivo en la UE es que impera el principio del consenso. También afirmó que las amenazas de los 14 socios comunitarios de Austria en la UE de enfriar los contactos bilaterales como protesta al nuevo Gobierno "no tiene importancia". "La política de la UE se desarrolla en los Consejos de Ministros, donde se requiere la decisión por consenso", recordó Haider. "La UE se acostumbrará muy rápidamente a que ahora, en los Consejos de Ministros, estén presentes políticos liberales que tienen buenos programas, conocimientos profesionales y buenos modales", dijo Haider, quien no forma parte personalmente del actual Gabinete, sino que preside el Estado federado de Carintia. El líder del FPÖ señaló que el futuro de Austria y de sus relaciones internacionales dependerá exclusivamente del "buen trabajo y una ofensiva de información" del Gobierno. "Haremos que sientan vergüenza todos aquellos que tienen infundados argumentos negativos contra el nuevo Gobierno e intentan así menguar nuestra democracia", indicó.

Durante una entrevista televisiva, Haider se manifestó en términos similares sobre el principio de consenso en el seno de la UE, lo que, según el diario austriaco Der Standard, fue interpretado en algunos círculos en Bruselas como una amenaza de bloquear la toma de decisiones en los Consejos de Ministros.

Antes de que su partido entrara en el Gobierno, Haider ya había comentado que "el gallinero estaba revuelto antes de que entrase el zorro", al referirse a las protestas europeas contra el auge de la extrema derecha austriaca.

Disipar la desconfianza

Del lado conservador, el canciller Wolfgang Schüssel y la ministra de Asuntos Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, se esmeran en disipar la desconfianza internacional. Ferrero-Waldner aclaró que un veto de Austria a la Unión Europea de momento "no se plantea". Schüssel se manifiesta convencido de que las críticas del exterior son "muy exageradas" y cree que "con información y aclaraciones" podrá hacer cambiar de opinión a los países que desaprueban la nueva coalición gubernamental de Austria.

Mientras tanto, el semanario austriaco Format advierte en su nueva edición que el recién nombrado ministro de Justicia, Michael Krüger, del partido derechista, justificó en 1995 que Haider denominara campos de penalización a los campos de concentración nazis . El servicio de prensa del FPÖ defendió ayer que esta definición es válida porque "figura en una enciclopedia".

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