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REACCIÓN INTERNACIONAL CONTRA AUSTRIA

El Gobierno con la ultraderecha toma posesión de forma casi clandestina para eludir las protestas

Los ministros del nuevo Gobierno de Austria, que por primera vez después de treinta años no preside un socialdemócrata (SPÖ) y lo forma una coalición azul-parda entre los democristianos del Partido Popular (ÖVP) y el derechista Partido Liberal (FPÖ), juraron ayer sus cargos en una ceremonia fría y casi clandestina por la presencia de unos tres mil manifestantes. El presidente, Thomas Klestil, en un mensaje televisado, pidió que se juzgue al nuevo Gobierno por sus hechos, y dijo que las protestas del extranjero le llenan de "consternación". El líder del FPÖ, Jörg Haider, queda fuera del Gabinete.

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Huevos, petardos y cacerolada contra los nuevos ministros

La oposición advierte de que no está dispuesta a conceder ni los 100 días de gracia al nuevo Gobierno, y le acusa de causar daños económicos a Austria, donde la Bolsa cayó ayer un 4%, a pesar de la subida que experimentaron otras bolsas europeas. La ceremonia de toma del juramento al nuevo Gobierno no pudo ser más fría. Klestil no sonrió ni un instante y no se permitió el más mínimo gesto de calidez o simpatía hacia un Gabinete que puso en sus cargos en contra de su convencimiento sólo porque lo impuso la aritmética electoral, la mayoría FPÖ-ÖVP en el Parlamento.Los nuevos ministros tuvieron que ingresar en el ala leopoldina del palacio imperial por los sótanos para evitar el enfrentamiento con unos tres mil manifestantes, casi todos muy jóvenes, que gritaban y lanzaban huevos sobre la plaza que une la cancillería con el palacio donde se encuentra la sede presidencial. El nuevo ministro de Justicia, Michael Krügger (FPÖ), declaró que las manifestaciones fortalecen al Gobierno: "¿Qué suponen unos miles contra los ocho millones de austriacos?".

El nuevo canciller, Wolfgang Schüssel, expresó su felicidad por gobernar Austria en un tiempo interesante y tenso con mucho compromiso y placer en el trabajo de hacer política, pero reconoció también que le latía más deprisa el corazón ante lo que se avecina. El canciller saliente, el socialdemócrata Viktor Klima (SPÖ) dejó el cargo con los ojos húmedos, mientras le rodeaban colaboradores que escuchaban con lágrimas sus palabras de despedida: "El negocio de esta casa del canciller es especial, se llama Austria. Les pido que, en la medida de sus posibilidades, presten atención a nuestro país".

El flamante ministro de Economía, Martin Batenstein (ÖVP), declaró que se trata de "un día negro para Austria" y le pareció "triste" que el nuevo Gobierno tuviese que entrar al palacio presidencial por los sótanos del edificio. Fijó su tarea en evitar los daños económicos derivados de la crítica contra el Gobierno. Además del bajón en la Bolsa, los sindicatos amenazan ya con huelgas si se pone en práctica el programa de elevar la edad de la jubilación anticipada.

La oposición amenaza con no dar cuartel al nuevo Gobierno. Hannes Swoboda, diputado del SPÖ en el Parlamento Europeo, apela a todas las formas legales de resistencia, y advirtió de que Austria ya padece los daños en el turismo, el Ejército belga anuló un contrato y se suspendió un congreso. Advierte el diputado de que se avecina un "desmantelamiento de las conquistas sociales" y "Haider es el supercanciller y Schüssel sigue como vicecanciller". El presidente de Los Verdes, Alexander van der Bellen, declaró que no se le conceden los 100 días de gracia al nuevo Gobierno, porque se trata de "un caso único que un Gobierno pueda causar tal desastre antes de tomar posesión. ¿A qué vamos a esperar?". Van der Bellen calificó de "viernes negro" el día de ayer.

Por la noche, Klestil dirigió un mensaje televisado en el que dijo que las protestas del extranjero le producen "preocupación y consternación". Expuso Klestil que se había esforzado por sacar adelante una vez más la gran coalición entre SPÖ y ÖVP, pero en tres meses esto no fue posible y atribuyó al desgaste de 13 años el motivo del fracaso de su tentativa. Repitió Klestil que se tuvo que rendir ante la mayoría de mandatos en el Parlamento que tienen ÖVP y FPÖ. El presidente dijo que en Austria se ha producido "un gran cambio político, deseado por muchos y rechazado por otros muchos", pero hay que respetar la mayoría de mandatos en el Parlamento. El arzobispo de Viena, cardenal Schönborn, preocupado por la unidad en el país, convocó a los fieles a rezar por la noche en la catedral.

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