Moscú anuncia el control de Grozni y la muerte de 1.500 combatientes chechenos que la defendían
Cerca de 1.500 combatientes chechenos que defendían Grozni han muerto a manos de las fuerzas federales rusas cuando intentaban abandonar la ciudad, según afirmó anoche el ministro ruso de Defensa, Ígor Serguéyev, en la televisión OTR. Grozni es ya prácticamente rusa. Tan sólo unos centenares de guerrilleros que no han logrado romper el cerco resisten en las ruinas, sótanos y alcantarillas de la castigada capital chechena, reducida a un montón de escombros. Está en marcha una operación de limpieza que aún llevará varios días. Sin embargo, los dos bandos cantan victoria.
Los rusos justifican su triunfo porque casi han conquistado la ciudad, con todo el valor simbólico que ello supone. Y los chechenos, porque han salvado del asedio a la mayoría de sus combatientes, que podrán lamer sus heridas en las montañas del sur mientras preparan la revancha.El curso de la guerra deja nuevamente en evidencia que las peticiones de Occidente para que se busque una solución negociada caen en saco roto. Sólo las armas hablan en Chechenia, y el resultado de su diálogo está siendo en los últimos días una auténtica carnicería. Es imposible conocer las cifras de bajas, ni siquiera aproximadas, pero todo parece indicar que la batalla de Grozni se ha cobrado más de 1.000 vidas. Incluso el doble de confirmarse el anuncio de Serguéyev.
Los rusos han caído como moscas en los combates callejeros de las últimas semanas, cuando cada metro de avance se medía en decenas de muertos, sobre todo por disparos de francotiradores. Los chechenos han llevado la peor parte en la fase final de la batalla, cuando, a partir de la noche del 31 de enero, eludiendo en lo posible a las fuerzas enemigas, atravesaron campos de minas y buscaron un refugio que resultó precario en Alján Kalá, unos 10 kilómetros al suroeste de Grozni.
Según los rebeldes, lograron escapar 2.970 boievikí, murieron 43 y otros 37 resultaron heridos. El ministro ruso de Defensa aseguraba anoche que en estos días han muerto 1.500 rebeldes, y centenares más han sido hechos prisioneros. Al hablar de la "brillante" operación y de que sólo quedan unos centenares de boievikí en Grozni venía a reconocer, no obstante, que la mayor parte de éstos había conseguido romper el cerco.
Según el portavoz ruso Serguéi Yastrzhembski, las tropas federales controlan ya más del 50% de Grozni, pero continúan los combates, sobre todo en los alrededores de la plaza Minutka y en torno a edificios minados que, con frecuencia, esconden a francotiradores. El señor de la guerra Shamil Basáyev, enemigo público número uno de Rusia, ha sido el más señalado de los heridos rebeldes en los últimos días. Ayer se le atribuía la declaración de que sólo perdió tres dedos de un pie al pisar una mina. Otras fuentes insisten en que además sufrió la amputación de la otra pierna, resultó herido en un ojo y fue operado a vida o muerte en Alján Kalá por el mismísimo ministro de Sanidad checheno. En cualquier caso, lo más probable es que haya huido ya de esta localidad, a punto ya de capitular y en la que, según fuentes rusas, murieron ayer más de 100 rebeldes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.