Febreret el curt
El año llamó a sus 12 hijos para asignarles la herencia. Febrero llegó el último y no pudo escoger. Tuvo que conformarse con los desechos y escurriduras y, a duras penas, pudo organizar un mes; eso sí, con las peores jornadas y sólo 28, menos los bisiestos, como el actual: Febreret, el curt,/ de dies sols vint-i-huit,/ però els anys de traspàs/ vint-i-nou en trobaràs. Otras rondalles atribuían la escasez de diadas al préstamo de un día a sus hermanos enero y marzo, cuando quiso recuperarlo no se lo devolvieron y, burlado y estafado, se convirtió en un mes malvado y malo de pasar: Febreret el curt, pitjor que el turc.Se creía que a lo largo del último mes, cuando el año empezaba en el lunar marzo, se daba con mayor virulencia el combate entre el viejo y resistente invierno y la embrionaria y deseada primavera. La inestabilidad -pel febrer, al sol i al foguer- y variaciones climáticas eran una prueba de la batalla: El febrer és traïdor/ borrascòs i gelador. La vida está en juego, es periodo nocivo para la salud -en mata más el febrer que un carnisser-, frío, encapotado y dado a ventoleras siembra a su paso la muerte: Ventades de febrer, ganàncies de fosser.
"Februarius" era el mes romano de las fiebres, el febrer porta les febres al darrer, de mal agüero y más nefasto, si es bisiesto. Por ello, Roma lo dedicaba a sacrificios expiatorios, "februa"; era el mes de purificación, de preservación de ganados frente a fieras y malignos, de asegurar la fecundidad y el retorno de la vida. Resultan favorables la neu i pluja de febrer,/ el millor femer, los fenómenos que han sorprendido, tras las rogativas de rabinos, curas e imanes, en la Tierra Santa de la santa de hoy, la Verónica, patrona que debería ser de fotografía y la fotocopia, con más de tres auténticas veras faces en su haber.
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