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LA PRECAMPAÑA DEL 12-M

PSOE e IU pactan un acuerdo de gobierno

La izquierda concurrirá por primera vez a las elecciones con un programa común

Los dos grandes partidos de la izquierda en España, el PSOE e IU, cerraron ayer definitivamente un acuerdo electoral que estaba prácticamente hecho desde que los socialistas renunciaron a exigir la retirada de IU en ocho provincias. Diez días después de que el líder del PSOE, Joaquín Almunia, lo propusiera, y tras cuatro reuniones negociadoras, dos de ellas de más de siete horas, ambas comisiones cerraron a las siete de la mañana de ayer, en secreto, el pacto de un programa que se comprometen a cumplir si logran sumar los escaños suficientes para formar Gobierno. El acuerdo tiene tres puntos: programa a cumplir, compromiso de apoyo en la investidura y listas conjuntas para el Senado en algunas circunscripciones, cuyo número se cerrará en los próximos días. Ambas fuerzas asumen que han cedido en sus planteamientos iniciales con el objetivo de lograr un acuerdo que les permita ganar las elecciones del 12 de marzo.

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Acuerdo de investidura

Las direcciones del PSOE e IU resaltaron ayer la satisfacción por el acuerdo, que rompe una incomunicación entre ambas fuerzas de 20 años, y por las expectativas de triunfo electoral que crea para el 12 de marzo a pesar de que no vayan juntos al Congreso de los Diputados, que era lo que inicialmente proponían los socialistas.Los dos han cedido. IU lo ha hecho en materia programática, moderando sus posiciones. En la madrugada de ayer volvió a subir el listón, pero al final, y tras ocho horas de debate sobre sustantivos y giros expresivos, redujo sus aspiraciones. Así, PSOE e IU se comprometen a mantener los compromisos en materia presupuestaria en el marco de la Unión Económica y Monetaria -lejos queda la demonización de la Europa del euro-; a mantener -y no subir como pretendía IU- la carga fiscal y de los tipos del IRPF, "eliminando los elementos regresivos introducidos en la reciente reforma"; a participar activamente en la construcción de la Europa económica, social y política; a mantener los compromisos internacionales en materia de seguridad y defensa -OTAN incluida-; a adoptar las medidas legales y reglamentarias para lograr la reducción de la jornada laboral a 35 horas con vistas a la creación de puestos de trabajo -no será una imposición por ley-, y a aumentar gradualmente el salario mínimo en términos reales, en la perspectiva de alcanzar el 68% del salario medio previsto en la Carta Social Europea (IU pedía la equiparación). La cesión fundamental del PSOE consiste en aceptar el acuerdo pese a que IU se ha negado a retirar sus candidaturas al Congreso en algunas provincias y a incorporarse a las listas socialistas en ocho circunscripciones, un compromiso que el PSOE consideraba fundamental y al que no renunció hasta el último momento.

Ahora, ambas formaciones preparan para los próximos días un gran acto solemne en el que Joaquín Almunia y Francisco Frutos presentarán el acuerdo, que incluye también como reto común la supresión de las fundaciones sanitarias creadas por el PP. El último escollo que quedaba por salvar, la aprobación por la presidencia de IU de lo acordado de madrugada, se superó ayer sin excesivos problemas. Pese a las reticencias de algunos sectores, al final sólo hubo cuatro votos en contra y el mismo número de abstenciones, frente a una mayoría de 35 votos a favor del acuerdo programático. El consenso fue mayor -40 votos- en cuanto al pacto para el Senado.

La estrategia de Frutos

La clave de este clamoroso éxito de las tesis lideradas por Frutos ha sido, según varios dirigentes de IU, que ha conseguido hacer bandera de la no retirada de listas al Congreso en ninguna circunscripción y con ello ha controlado a los más escépticos o directamente contrarios al pacto, mientras negociaba todos los otros aspectos con gran libertad de movimientos. Ahora sólo queda que el comité federal del PSOE, convocado para mañana, refrende el texto suscrito.

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Una de las claves para llegar al acuerdo programático superando las grandes discrepancias ideológicas que separaban a las dos formaciones está en el preámbulo del texto. Siguiendo el modelo de la izquierda plural que gobierna en Francia, PSOE e IU destacan que sus diferencias sobre asuntos fundamentales, como la Alianza Atlántica o el Pacto de Estabilidad europeo -que compromete a todos los países de la UE a controlar el déficit público- se mantienen pero no les impiden llegar a un acuerdo de Gobierno sobre todos los demás aspectos fundamentales. Con esta fórmula, y si ambos partidos llegaran a conforman finalmente un Ejecutivo, sucedería algo similar a lo que acontece ahora en Francia, donde las dos grandes fuerzas, socialistas y comunistas, votan de forma diferenciada en asuntos clave, como la intervención en la guerra de Yugoslavia.

Este preámbulo, que se acordó a última hora, era básico para IU. Durante una interminable reunión, celebrada en secreto en un hotel de Madrid entre las once de la noche y las siete de la mañana, Ciprià Ciscar, Juan Manuel Eguiagaray y Alfredo Pérez Rubalcaba, por el PSOE, y Víctor Ríos, Alonso Puerta y Juan Francisco Martín Seco, de IU, discutieron punto por punto la declaración programática. Las horas de debate demostraron que el primer borrador acordado en la madrugada del domingo no había servido de mucho a la vista de que ambas delegaciones volvían a verse las caras con programas, de entrada, incompatibles.

En su documento, IU volvía a sus posiciones tradicionales más que recelosas con la política de seguridad europea, con la OTAN y con los compromisos de los países miembros de la UE en torno al Pacto de Estabilidad. Asimismo, insistía en la subida de impuestos, en la equiparación durante la primera legislatura de la pensión mínima al salario mínimo, en el establecimiento del 0,7 del PIB para la política de cooperación, y en la paralización de las privatizaciones.

Ya de madrugada, se impuso la moderación en todos los apartados. Para el PSOE el panorama se vio despejado una vez que IU se comprometió a respetar los compromisos internacionales tanto en paz y seguridad como con la Unión Europea. En todo caso, Izquierda Unida comprendió, según distintos interlocutores socialistas, que su cesión no era mayor que la que estaba dispuesto a hacer el PSOE en el sentido de aceptar que se podía llegar al acuerdo sin que IU tuviera finalmente que retirar sus candidaturas al Congreso.

La "causa común"

"Es el acuerdo de la causa común de los progresistas españoles", dijo el portavoz del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. La expresión recordaba intencionadamente a la que tres años antes usó Almunia al ser elegido secretario general en sustitución de Felipe González. Rubalcaba no olvidó resaltar que estos acuerdos nacen con la expectativa de su "efectividad electoral".

Después de la reunión de la presidencia, Frutos se mostró casi eufórico y, entre bromas sobre su nuevo espíritu "centrista", quiso dejar claro que, en su opinión, ambas partes tenían voluntad de acuerdo y por eso ha sido posible alcanzarlo tras unas negociaciones que calificó de "duras". También dejó claro que no se puede hablar en términos de "éxito o derrota" de una de las dos fuerzas porque ambas han cedido. En todo caso, dijo hay un "compromiso común", pero cada uno defenderá sus "posturas distintas" en la campaña electoral y en el Parlamento.

Ahora queda por librar una gran batalla interna para ver quién entra y quién sale en cada partido de las listas a la Cámara alta. No se ha cerrado un número concreto de circunscripciones, aunque es probable que se acerque a las 30 que proponía el PSOE, en las que el PP tiene tres senadores y uno el PSOE. Además de los problemas internos -en IU, por ejemplo, hay candidatos al Congreso que ahora prefieren optar a ser senadores-, puede que algunas organizaciones del PSOE e IU, allí donde la relación es muy mala desde hace años, no acepten el pacto de buena gana, como en Extremadura y Castilla-La Mancha.

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