La economía creció un 3,7% en 1999, según el Banco de España

La economía española alcanzó el pasado año un crecimiento del 3,7%, igual a la última previsión del Gobierno y tres décimas menos que en 1998, según la estimación del Banco de España. También el empleo aumentó ligeramente por debajo de 1998, un 3,3%. El mayor impulso lo ha dado el consumo, favorecido por los bajos tipos de interés y la reforma fiscal, mientras que el sector exterior ha restado 1,4 puntos al crecimiento. Las familias han reducido hasta el 2% del PIB su ahorro, el nivel más bajo desde mediados de los ochenta.

Este modelo de crecimiento, basado sobre todo en el consumo, no es el más recomendable, según opina el Banco de España en su informe trimestral sobre la coyuntura económica, publicado ayer. "La economía española debe dirigir todos sus esfuerzos a consolidar un patrón de crecimiento en el que las exportaciones y la inversión constituyan su principal elemento dinamizador", dice el informe.Su estimación es que la economía española se ha acelerado una décima en el cuarto trimestre del pasado año, hasta alcanzar un crecimiento del 3,8% respecto del mismo periodo del año anterior. La media del año resultaría en el 3,7%, justo la última previsión del Gobierno, y por debajo del 4% alcanzado en 1998. A principios de 1999, el Gobierno estimó el crecimiento del 3,8%.

El pasado año, la economía española redujo algo su diferencial de crecimiento con los demás países de la UE, aunque sigue siendo alto. Según resalta el Banco de España, la media de los países de la zona está en el 2,5%, aunque arrancó el año por debajo del 2%; es decir, que su recuperación es más rápida que la española.

La estimación de la entidad es que la demanda interna española ha moderado algo su crecimiento en el cuarto trimestre, hasta el 4,6% y desde el 4,8% del periodo anterior. El consumo de los hogares también se ha desacelerado ligeramente, desde el 4,2% registrado en el tercer trimestre, según la estimación del Banco de España. En media anual, sin embargo, ha aumentado levemente respecto del 4,1% alcanzado en 1998.

El hecho es que las familias se han volcado en el gasto, a pesar de que su poder adquisitivo ha descendido. Las rentas del trabajo se han moderado, añade el informe, como consecuencia del menor crecimiento del empleo (un 3,3%, frente al 3,6% del año anterior) y del avance "no esperado" en la tasa de inflación. En cambio, la rebaja del IRPF "y la favorable evolución de las prestaciones sociales" han tenido un efecto expansivo.

Desequilibrio exterior

A ello hay que añadir los bajos tipos de interés, lo que ha favorecido el endeudamiento de las familias, y el resultado es que la tasa de ahorro se ha situado por debajo del 2% del PIB. Este nivel es inferior al que se alcanzó durante la segunda mitad de los años ochenta, "lo que es indicativo de las desahogadas condiciones financieras y de las perspectivas favorables que mantienen las familias".

Las empresas también atraviesan una "buena situación", con unas altas tasas de rentabilidad del activo y unos costes de financiación decrecientes todavía. Esto explica que el ciclo inversor se mantenga todavía en niveles elevados, con un crecimiento cercano al 10%. Además, se ha producido "una ligera moderación" en los costes laborales, gracias a la contención de los salarios (un 2,5% de crecimiento en media anual).

Por el contrario, el sector exterior ha vuelto a restar fuerza al crecimiento económico (1,3 punros). Como subraya el Banco de España, el saldo exterior se ha vuelto negativo después de varios años con superávit. Este hecho, junto con la persistencia de altos diferenciales de inflación con los países de la UE (1,1 puntos el pasado año) y el bajo crecimiento de la productividad, indican, según el Banco de España, el camino a seguir por la política económica: "Mantener el tono de expansión de la demanda interna en línea con la capacidad de la oferta".

Además, hay que contener el gasto público y ampliar las reformas estructurales. Al respecto, el informe cita, "con cautelas", un reciente estudio de la Comisión Europea, según el cual, "el coste en términos reales del servicio telefónico es todavía [en España] superior al de la media de la UE".

En cuanto al sector exterior, Francia y Alemania son los países de la Unión Europea que más trabas ponen a la entrada de productos españoles, según los resultados de una encuesta realizada por la patronal CEOE entre 1.500 empresas en colaboración con el ICEX y la Secretaría General de Comercio Exterior del Ministerio de Economía. Los sectores con más problemas son los de complementos de calzado, joyería y marroquinería; la electrónica, la agricultura, la química y el metal.