PARTIDOS Y TELEVISIÓN. Democracia, comunicación y minorías. Juan Montabes Pereira
En las actuales sociedades de la comunicación, los mass media asumen un papel esencial a la hora de servir de caja de resonancia y altavoz de las posiciones y de las ofertas que desde el pluralismo social se pretenden trasladar al campo de lo político. La neutralidad informativa combinada con el respeto al pluralismo político y social son una exigencia de la democracia que los medios de comunicación, públicos y privados, deben observar, los partidos políticos demandar y el sistema político-institucional garantizar.La realidad pública, como está sobradamente demostrado, no está conformada tanto por lo que acontece como por lo que los medios de comunicación relatan sobre lo que acontece. De manera que las percepciones sobre lo público tienen mucho que ver con la relevancia y trascendencia que los medios de comunicación, y muy especialmente la TV determinan, otorgando a cada uno de los aconteceres públicos una determinada dimensión.
Esta nueva videopolítica, en expresión del politólogo italiano Giovanni Sartori, lleva a los partidos políticos a desarrollar sus principales actuaciones y estrategias primero ante los medios de comunicación y luego ante los ciudadanos, intentando dotar sus mensajes de congruencia desde el primer espacio hacia el segundo y no a la inversa, como la razón política democrática nos podría aconsejar.
No es de extrañar pues que en periodo electoral la comunicación política se intensifique hasta el punto de distorsionar los contenidos de los mensajes y que sea donde el marasmo del ruido en la comunicación llegue incluso a desvirtuarlos, jugándose con la falsa creencia de que a mayor ruido mayor protagonismo público y, por ende, mayor número de apoyos electorales. La lucha política por la conquista del espacio, de la columna, de la foto o del segundo de emisión en hora punta trastorna hasta tal punto la competencia y la comunicación que se llegan a alterar alguno de los fundamentos y principios de la democracia y, en especial, el del pluralismo político y social.
Con motivo de las próximas elecciones andaluzas, el ente público RTVA elaboró unos criterios de distribución de tiempos para la información electoral que primaba a los partidos minoritarios (IU y PA) con respecto a los mayoritarios (PSOE, PP), alejándose de una aplicación matemática de la proporcionalidad. Con ello se intentaba otorgar a estos partidos minoritarios un espacio mínimo para hacer posible técnicamente la comunicación e información. Pensemos que de una aplicación mecánica de la proporcionalidad, al PA no le habría correspondido más de una docena de segundos. No obstante, este acuerdo del Consejo de RTVA fue recurrido ante la Junta Electoral de Andalucía por el PP, quien determinó que la información de Canal Sur Radio y Canal Sur Televisión debería atenerse en lo referente a la distribución de tiempos a la estricta proporcionalidad.
Esta decisión de la Junta Electoral de Andalucía, ratificada por la Junta Electoral Central (ver El PAÍS Andalucía de 27 de enero y 1 de febrero pasados), representa, desde mi punto de vista, una concepción restrictiva del pluralismo político y una intromisión en la libertad de los medios a informar veraz y libremente con especial salvaguarda de los grupos sociales y políticos significativos.
Tras esta decisión de la Junta Electoral sólo los partidos mayoritarios en Andalucía, PSOE y PP, dispondrán de espacios más que suficientes para poder trasladar al electorado sus propuestas y proyectos. Paralelamente, las dos formaciones andaluzas minoritarias -IU y PA- verán limitadas sus posibilidades de dar a conocer a través de la televisión pública andaluza sus actividades a unos márgenes posiblemente muy por debajo de las exigencias técnicas de los medios audiovisuales.
Sin embargo, los partidos mayoritarios, a este respecto, difieren mucho en sus posiciones y actuaciones. Siendo ambos partidos los principales beneficiarios de esta decisión, el PSOE lo es en mayor medida que el PP, dado su mayor porcentaje de votos. Igualmente, desde la perspectiva de la cesión a los minoritarios, también el PSOE es el que resultaba originalmente más perjudicado por esa misma razón, ya que tenía que ceder más segundos de los que proporcionalmente le correspondían que el propio PP. A pesar de ello, es el PP el que, ejerciendo un legítimo derecho, recurrió la decisión inicial de la RTVA y, al amparo de una estricta y limitativa legalidad, las juntas electorales respectivas, andaluza y central, les restituyen a ambos partidos los tiempos correspondientes a la estricta proporcionalidad.
Esta actitud, adoptada por el PP y respaldada por las juntas electorales en estricta interpretación de la legalidad, manifiesta una limitada concepción del pluralismo político y especialmente del lugar de las minorías, que difícilmente puede alimentar la sedimentación, a medio y largo plazo, de una democracia plena y profunda en calidad y en tolerancia.
Una información que preserve tales principios es una información acorde con el modelo democrático, mientras que toda actividad que limite el pluralismo hasta desfigurarlo o informe mendazmente del acontecer público y político contribuirá al menoscabo de la salud democrática, que ni los propios actores ni las instituciones pueden permitir por la pervivencia y mejora de la calidad de la democracia.
Juan Montabes Pereira es catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Granada y vocal de la Junta Electoral de Andalucía.
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