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Londres y Dublín intentan presiones de última hora en el Ulster para forzar al IRA a iniciar el desarme

Frenéticos esfuerzos políticos mantenían anoche en vilo el futuro de paz en Irlanda del Norte tras una jornada de advertencias, amenazas y recriminaciones que paralizaron la difusión del crucial informe sobre el desarme de las bandas paramilitares de católicos y protestantes como paso indispensable para evitar el colapso del incierto Gobierno autónomo de Belfast. Hasta el cierre de esta edición, y contrariamente a la mayoría de los pronósticos, el presidente de la Comisión Internacional de Desarme en el Ulster, el general John de Chastelain, no había logrado congregar a la prensa para anunciar si existía progreso en la titánica empresa de decomisar los revólveres, granadas, fusiles, bombas y balas de los viejos antagonistas norirlandeses. Sin embargo, la cadena BBC sí anunció que el informe ya está en manos de los Gobiernos de Londres y Dublín, aunque no se había difundido su contenido. Fuentes políticas en Belfast volvieron a hablar de una "crisis inminente" que podría torpedear el proceso de paz inaugurado hace 20 meses con la firma de los Acuerdos de Viernes Santo. Funcionarios irlandeses y británicos celebraban conversaciones de última hora entre sí y con los republicanos para tratar de conseguir un gesto del IRA que infundiera esperanzas en el proceso de paz.

Con el trasfondo de tensiones in crescendo, los republicanos del Sinn Fein de Gerry Adams, el frente político del IRA, y los protestantes probritánicos de David Trimble, el primer ministro del Ejecutivo formado en noviembre y jefe del Partido Unionista del Ulster, la tardanza en la difusión del informe del general De Chastelain no hizo sino magnificar las especulaciones de un grave parón. Fuentes políticas en Londres dijeron que el fracaso de las negociaciones podría obligar al Gobierno del primer ministro laborista, Tony Blair, a suspender hasta nuevo aviso la "devolución" de los poderes políticos y administrativos a los recientemente creados organismos del Gobierno autónomo de católicos y protestantes y precipitar así a Irlanda del Norte a un vacío político que sería aprovechado por los sectores extremistas. Trimble ha jurado dimitir del Gobierno (y seguramente de la jefatura de su partido) si el IRA no comienza a entregar sus armas en las próximas horas. "Si no constatamos los actos necesarios para mantener la confianza, el proceso quedará entre paréntesis", declaró ayer Trimble. Gerry Adams declaró que el Sinn Fein no puede garantizar el desarme, ni siquiera en el plazo fijado por los acuerdos de paz, en mayo, si persisten las presiones unionistas para neutralizar totalmente a las fuerzas republicanas. Desde el punto de vista del IRA, la entrega de sus arsenales equivale a una inadmisible rendición. "El IRA no entregará un solo rifle, una bala, una onza de Semtex. Nunca", dijo Kevin Toolis, experto en el IRA. Si está en lo cierto, el diagnóstico que se podía hacer anoche era sombrío.

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