El presidente de la CDU reconoce una mayor relación con el personaje clave del 'caso Kohl'
"Todo aquel que sepa algo tiene que decirlo de una vez por todas", había exhortado recientemente Wolfgang Schäuble, presidente de la Unión Cristiana Democrática (CDU), a sus correligionarios involucrados en el escándalo de financiación ilegal. Ayer, sin embargo, fue él quien tuvo que admitir que sólo informa a cuentagotas: al contrario de lo sostenido hasta ahora, Schäuble confirmó que en 1995 tuvo otra cita con el traficante de armas Karlheinz Schreiber, de quien ya en 1994 había recibido 100.000 marcos (8,5 millones de pesetas) como donación para la CDU.
La tardía admisión arroja una nueva sombra sobre la credibilidad del presidente de la CDU, quien dice no recordar detalles del segundo encuentro con el traficante de armas, cuyo nombre ha salido en varias ocasiones a relucir en referencia a donaciones ilegales recibidas por los democristianos. Schreiber, quien actualmente reside en Canadá, es un empresario que desde hace años trabaja como intermediario para compañías alemanas. A mediados de los años noventa estaba promoviendo, entre otros proyectos, un contrato para que la compañía Thyssen construyera en Canadá tanques ligeros. "¿Tuvo usted otros encuentros con Schreiber?", fue preguntado Schäuble el 11 de enero, después de que sorpresivamente diera a conocer que también él, en 1994, recibió dinero en efectivo de Schreiber. "No", contestó entonces el sucesor de Helmut Kohl en la presidencia de la CDU.
Ayer, en cambio, la respuesta fue "sí". Enfrentado a una investigación de la televisión alemana, Schäuble admitió que también se encontró con Schreiber el 2 de junio de 1995. "He revisado mi agenda y he descubierto que, en efecto, en esa fecha tengo una anotación de nombre Schreiber", comunicó el político democristiano. Schäuble afirmó no tener "recuerdo alguno" de este encuentro. Eso sí, se mostró "cien por cien seguro" de que ambos no hablaron de dinero, según informó la cadena de televisión ZDF. "No creo que mi credibilidad se vea afectada", dijo Schäuble.
El primer encuentro había tenido lugar en septiembre de 1994, después de una reunión con varios donantes interesados en apoyar la campaña electoral de aquel entonces, en la que Kohl se impuso a su contrincante socialdemócrata, Rudolf Scharping. Sobre qué es lo que sucedió posteriormente con los 100.000 marcos, cuyo destino final aún no ha sido esclarecido, existen versiones contradictorias de la entonces tesorera del partido, Brigitte Baumeister; su antecesor en el cargo, Walter Leisler Kiep, y el mismo Schäuble.La de ayer es la segunda confesión tardía de Schäuble, quien primero negó en el Parlamento haber recibido comisiones ilegales de parte de Schreiber y luego esperó cinco semanas, desde el estallido del escándalo de la contabilidad paralela gestionada por Kohl, para contar lo de su primer encuentro con el traficante de armas.
Tras hacer frente a duras críticas por su largo silencio, Schäuble, hace apenas dos semanas, había ofrecido a la dirección del partido renunciar. La ejecutiva democristiana, sin embargo, no aceptó la dimisión y en vez de ello amonestó a Kohl, quien un día después dejó la presidencia honoraria del partido.
La semana pasada, Schäuble había anunciado que se volverá a presentar a la presidencia de su partido en el congreso democristiano previsto para abril. Ahora, esta candidatura parece más que incierta. Un político democristiano de Bremen -tradicional fortín de los partidarios de Kohl- fue ayer el primero en insinuar que Schäuble podría dejar el liderazgo democristiano.
Bastante más contundentes fueron los pronunciamientos de los gobernantes socialdemócratas y Los Verdes. Así, el secretario general del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), Franz Müntefering, sentenció que Schäuble "está quemado como presidente de la CDU". En sus declaraciones a la televisión, Schäuble dijo no tener dudas de la confianza depositada en él por la ejecutiva de la CDU. El presidente democristiano se definió como "víctima de maniobras cuyo origen y responsabilidad" dijo no conocer.
El endurecimiento de tono tiene que ver también con el rechazo socialdemócrata a las peticiones democristianas para que dimita el presidente de la República, Johannes Rau, acusado de haber utilizado aviones contratados por el banco público regional WestLB para visitas privadas cuando fue primer ministro del Estado federado de Renania del Norte-Westfalia.
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