El fiscal pide cuatro meses de prisión por torturas para el comisario Hierro

El Ministerio Fiscal estimó ayer, en la vista que se sigue en la Audiencia de Vizcaya, que "no existe ninguna duda" de que el comisario del Cuerpo Nacional de Policía Julio Hierro Moset, para el que pide cuatro meses de prisión, es uno de los funcionarios que intervino en las torturas infligidas a Kepa Otero y José Ramón Kintana, ex miembros del grupo Iraultza, vinculado a ETA, durante su estancia en las dependencias de la Jefatura Superior de Policía de Bilbao en febrero de 1984. Ambos fueron detenidos hace hoy 16 años tras colocar una bomba en una sucursal del Banco Nacional de París en la capital vizcaína.Durante su testimonio de ayer, Otero y Kintana relataron de nuevo de forma "coherente, verosímil y concreta", según el fiscal, que Hierro les golpeó en todo el cuerpo, incluidos los testículos. Asimismo, el fiscal consideró acreditado que se les practicó la tortura conocida como quirófano: se les colocaron electrodos y fueron víctimas de simulacros de castración, así como de disparos en la cabeza.

La Fiscalía solicitó para Hierro cuatro meses de prisión y cuatro años de suspensión de empleo. La acusación particular pidió para él dos años de cárcel por torturas y amenazas, así como 20 de inhabilitación y una multa de 600.000 pesetas. La defensa negó que hubiera "signos objetivos" de las torturas.

La Audiencia de Vizcaya ya condenó en 1988 a Hierro y otros dos agentes a dos meses de prisión por torturas. Sin embargo, la condena fue anulada por prescripción del delito al haber transcurrido cinco años sin que se dirigiera la acusación contra ellos.

Una sentencia del Tribunal Supremo de julio de 1999 anuló la resolución y ordenó juzgar de nuevo a Hierro al haber sido reconocido y acusado por Otero un año antes de que se cumpliera la prescripción. Otero reconoció a su agresor en una foto publicada en un diario, después lo hizo Kintana y luego ambos en una rueda de reconocimiento. Hierro ha sido ya condenado por el secuestro de Segundo Marey, aunque se benefició de un indulto parcial, y por permitir que se torturara a una detenida en Bilbao.