Una hermana de la víctima intenta apuñalar en el juzgado al acusado por el crimen de Riudoms
La fiscalía de Tarragona solicita un total de 21 años de prisión para Pedro Gallego Carmona, acusado de la muerte a navajazos de Dolores Clarí Romero, una prostituta de Reus, de 30 años, cuyo cuerpo apareció abierto en canal, abandonado en un descampado de la localidad de Riudoms (Baix Camp) en marzo de 1997. El acusado negó los hechos en la vista oral que se inició ayer en Tarragona y que acabó de forma violenta cuando Encarnación Clarí, hermana de la víctima, intentó acuchillar a Gallego con una navaja en los pasillos de la Audiencia.
La agresora no consiguió su objetivo. Los dos policías que custodiaban al acusado y otros dos guardias civiles vestidos de paisano consiguieron evitar la agresión y reducir a la mujer, que fue detenida. En el forcejeo, sin embargo, hirió en el brazo a un agente de la policía judicial. Según el relato del fiscal, Pedro Gallego Carmona se encontraba en tercer grado penitenciario en el momento de la muerte de Dolores Clarí, el 9 de marzo de 1997, y sólo acudía a dormir a la cárcel entre semana. Gallego Carmona estaba cumpliendo una pena de 28 años de cárcel a la que había sido condenado en 1989 por el asesinato de su suegra, también a cuchilladas, después de una discusión familiar.
El fiscal considera probado que el acusado contrató los servicios de la prostituta, a quien obligó luego a desplazarse en el vehículo de él, en contra de su voluntad, hasta la población de Riudoms, donde la mató.
El cadáver de la prostituta, de etnia gitana, apareció abandonado en un descampado seis días después de su desaparición, con diversas cuchilladas y con el tórax abierto en canal. De acuerdo con la autopsia realizada, el agresor había extraído diversas vísceras del cadáver.
El acusado negó ayer los hechos y aseguró que aquel domingo, después de ver un partido de fútbol por televisión en un bar cercano al domicilio paterno de Reus, se fue a dormir. El testimonio, ratificado por sus familiares, incluía su desconocimiento de que en la autovía de Reus a Salou se ejerciera la prostitución.
Sin embargo, su declaración entró en contradicción con la de los testigos del fiscal, especialmente con la de una de las compañeras de la víctima, quien aseguró que, después de observar como Dolores Clarí subía al coche del acusado, un Renault 5 de color rojo con matrícula madrileña, había alertado al marido de Clarí porque, según explicó, ella misma "había tenido problemas con ese cliente antes". La testigo dijo que el acusado había intentado llevársela a otro lugar diferente del que solía utilizar, ante lo cual ella accionó el freno de mano, cogió las llaves del coche y las lanzó por la ventana; después escapó corriendo.
El automóvil del acusado es una de las claves del juicio y la causa principal que llevó a su detención, dado que en su interior se hallaron restos del cabello de Dolores, una uña postiza y sangre.
Antonio Amador Gavarri, el marido de la víctima -con la que tuvo seis hijos-, que estaba citado también como testigo, declaró haber visto a su mujer en el citado vehículo, al que, explicó, trató de seguir sin éxito. Amador insultó e increpó al acusado al acabar su declaración. Era sólo el preludio, porque la vista oral de ayer finalizó de forma violenta con el intento de agresión al acusado por parte de la hermana de la víctima, Encarnación Clarí.
Las medidas de seguridad se reforzarán los días que continúe la vista oral por el homicidio y detención ilegal de Dolores Clarí, para cuyo compañero sentimental y sus seis hijos el fiscal solicita una indemnización de 10 millones de pesetas.
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