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Crítica:Ópera
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Entre aclamaciones

No olvidará fácilmente Emilio Sagi la noche del sábado en el teatro de la Zarzuela. Porque fue aclamado en los saludos finales como raramente se vuelca el público con un director teatral. No era sólo un reconocimiento a sus méritos escénicos, sino más bien a su trayectoria como responsable del teatro en la última década. Su despedida desembocó en un homenaje.En El juramento desplegó hasta la apoteosis todo el juego de elementos teatrales que se conocen familiarmente como estética Sagi. Envolvió la zarzuela en una estructura de cuento, haciendo aparecer desde la primera escena a una niña que contemplaba con ojos inocentes las peripecias de lo que pasaba. Se sirvió de una escenografía naïf y luminosa de Gerardo Trotti, con cometas y soldaditos de papel: un guiño a la infancia recuperada. Recurrió al diseñador Jesús del Pozo como figurinista, que desplegó un deslumbrante vestuario.

"El juramento", De Gaztambide

Orquesta de la Comunidad de Madrid, Coro del Teatro de La Zarzuela. Director musical: Miguel Roa. Director escénico: Emilio Sagi. Escenografía: Gerardo Trotti. Figurines: Jesús del Pozo. Con Beatriz Lanza, Milagros Martín, Rodrigo Esteves, David Menéndez, Francisco Santiago, Marco Moncloa y Eduardo Santamaría. Teatro de La Zarzuela. Madrid, 29 de enero.

A partir de ahí, Sagi marcó las pautas, moviendo la escena en clave de una comedia musical elegante y más melancólica que grotesca, consecuencia directa del amor y conocimiento del género. Fue el suyo un trabajo artesanal de pura filigrana rítmica. El coro de las murmuraciones, por ejemplo, al principio del segundo acto alcanzó una resolución magistral. Ni un asomo de pedantería. Sagi se envolvió de naturalidad teatral, y así las palabras y la música de El juramento fluían sin altibajos, levantándose un edificio teatral desde una comicidad contenida que buscaba en la sonrisa complicidad.

El sello Sagi se extendió al reparto vocal, un elenco de jóvenes cantantes que se ajustó a sus personajes con desenvoltura. Miguel Roa dirigió la orquesta de la Comunidad de Madrid con conocimiento de lo que se trae entre manos. El éxito fue enorme. Y la reposición de la obra de Gaztambide hace justicia al compositor navarro.

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