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EEUU desborda todas las previsiones al crecer un 5,8% en el último trimestre del año

La economía de Estados Unidos volvió a registrar un crecimiento récord en el último trimestre de 1999: un espectacular 5,8%, que hace palidecer de envidia al Viejo Continente y deja el crecimiento anual en el 4%. Pero la prosperidad estadounidense ha despertado los viejos temores de un posible recalentamiento. La Reserva Federal (el banco central de EE UU) se reunirá la próxima semana y el mundo financiero empieza a considerar en firme una subida de tipos de interés para evitar presiones inflacionistas. El miedo hizo perder 289,15 puntos, un 2,62%, a Wall Street, que arrastró a otras bolsas.

El aumento del PIB para todo 1999, anunciado ayer por el Departamento de Comercio, es inferior al de 1998 (4,3%) y 1997 (4,5%) pero confirma los nueve años de bonanza económica que siguen viviendo los estadounidenses y que parece no tener fin. Éste es el tercer año consecutivo en el que el Producto Interior Bruto iguala o supera el 4%. De seguir así hasta el mes que viene, éste se convertirá en el mayor periodo de expansión desde la guerra de Vietnam, cuando Estados Unidos batió todos los récords y registró un crecimiento continuo de 1961 a 1969. Los resultados del último trimestre dieron el empujón definitivo al año. De octubre a diciembre, el PIB aumentó un 5,8%, el mayor salto en 1999, muy por encima de las expectativas, que rondaban el 5,3%.

El efecto 2000 es en parte responsable. El Departamento de Comercio confirmó que consumidores y empresas se lanzaron a gastar por miedo a las posibles repercusiones de los anticipados fallos electrónicos.

Los nuevos datos han vuelto a despertar los temores de un posible recalentamiento de la economía estadounidense. Las cifras hechas públicas ayer por el Departamento de Trabajo añadieron leña al fuego. El índice del coste del empleo, que mide lo que las empresas pagan a sus empleados en salarios y beneficios, subió un 3,4% en todo 1999, la misma cifra que en 1998. El último trimestre también apuntaló definitivamente la subida: 1,1%, comparado con el 0,9% del trimestre anterior.

Wall Street reaccionó a la baja ante el espectro de un posible brote inflacionista. El Dow Jones perdió 289,15 puntos, equivalentes al 2,62%. El mercado del Nasdaq, donde cotizan las grandes empresas de informática y nuevas tecnologías, retrocedió 152,5 puntos, o un 3,78%, la segunda mayor caída en puntos de su historia. La caída de las bolsas estadounidenses arrastró a los mercados latinoamericanos. El índice Merval de Buenos Aires se dejó un 2,04% y São Paulo retrocedió un 2,03%.

La fuerte caída en Wall Street, que en un momento determinado llegó a perder hasta 234,40 puntos, el 2,12%, obligó a interrumpir temporalmente las transacciones automáticas. La Bolsa de Nueva York estableció tras el crash de 1987 unos mecanismos para frenar las caídas bruscas del mercado. En un principio se ponían en marcha cuando la Bolsa perdía 50 puntos, pero la actual altura de los índices obligó a elevar el nivel hasta los 200 puntos que bajó ayer.

La tasa de paro en Estados Unidos se sitúa en el 4,1%, el mejor resultado de estos últimos 30 años y la inflación se ha mantenido en un 2,7%, lo que, excluyendo los gastos de energía y alimentación, es la cifra más baja desde 1965.

Los inversores de Wall Street temen la reacción de la Reserva Federal. El banco central estadounidense se reúne en Washington los próximos 1 y 2 de febrero. Las apuestas apuntaban hasta ahora que sólo iba a aumentar un cuarto de punto (0,25%) los tipos de interés como medida cautelar para atajar las presiones inflacionistas, pero el crecimiento del PIB dado a conocer ayer podría provocar un alza gradual de tres cuartos de punto (0,75%) a lo largo de este año. En la actualidad, el tipo de interés de referencia en Estados Unidos se encuentra en el 5,5%.

El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, se pronunció la semana pasada en el Congreso a favor de hacer todo lo posible para mantener el impresionante ritmo de la economía norteamericana, que está en el mes 107 de progresión ininterrumpida. Greenspan ha elevado los tipos de interés en tres ocasiones el año pasado.

La inagotable prosperidad estadounidense parece confirmar que se encuentra en un nuevo patrón de crecimiento, según Greenspan, que lo repite en cada uno de sus discursos. "Es difícil negar que nos encontramos ante algo completamente distinto del típico ciclo económico de la pos-guerra", dijo Greenspan en una de sus últimas comparecencias públicas, el pasado 14 de enero, en Nueva York.

La revolución tecnológica

El aumento de la productividad, debido esencialmente a la revolución tecnológica, ha permitido rebajar aún más los costes, disminuir los precios, crear más puestos de trabajo y aumentar los sueldos. "Los progresos tecnológicos han alterado el panorama económico de una multitud de maneras, como no lo habíamos visto nunca anteriormente", resaltó Greenspan.

Las bolsas europeas reaccionaron de manera desigual al conocer el dato del fuerte crecimiento de la economía estadounidense en el último trimestre, destacando la caída de Madrid, con 18,57 puntos, el 1,84%. Londres perdió el 1,02%, Fráncfort un 0,84% y París subió el 0,75%.

Los inversores europeos estaban ya bastante preocupados con la caída del euro, con dos mínimos históricos consecutivos ante el dólar, que frena, además, la posibilidad de tomar posiciones en otros mercados, ya que la depreciación de la moneda europea ha encarecido sustancialmente las bolsas japonesa y estadounidense.

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