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LA NUEVA SITUACIÓN EN EUSKADI

Una llamada de su chófer salvó la vida de un general en el atentado de Madrid

Un atasco y una llamada telefónica salvaron a un general de brigada del atentado que, hace hoy una semana, costó la vida al teniente coronel Pedro Antonio Blanco García. Dicho general, que cada día se trasladaba al Cuartel General del Ejército en el mismo vehículo oficial que Blanco, se demoró en bajar a la calle porque su chófer le llamó avisándole de que estaba en un atasco y llegaría tarde. La explosión del coche bomba que mató a su compañero y subordinado sorprendió al general en el momento en que salía de su domicilio.

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El viernes de amanecida, el hallazgo de un paquete sospechoso a la altura del número 7 de la calle de Alcalá provocó un embotellamiento, superior al habitual, en el centro de Madrid. El chófer militar, atrapado en el atasco, llamó por un móvil al general para avisarle de que llegaría tarde, por lo que éste demoró su salida de casa. No tuvo la misma suerte Blanco, cuyo domicilio está a una manzana de distancia del lugar donde el vehículo oficial debía recogerles.A las 8.08, los etarras, nerviosos al ver cómo pasaba el tiempo y ni el general ni el vehículo oficial aparecían, activaron el coche bomba mientras el teniente coronel hacía tiempo paseando a su lado. El general de brigada, superior de Pedro Antonio Blanco en la Dirección de Asuntos Económicos del Ejército, oyó la explosión cuando salía de su vivienda, situada a escasos metros del lugar donde estalló el coche bomba.

Es poco probable, según la policía, que los etarras conocieran la identidad del general. Sí sabían, probablemente, que un vehículo militar, fácilmente reconocible por sus características, pese a llevar matrícula civil, recogía cada mañana a dos personas. Aunque la cita se variaba casi cada día y la ruta de salida cambiaba ligeramente, los dos militares siempre recorrían algún tramo de la calle Pizarra, dependiendo del lugar en el que les recogía el vehículo oficial.

Los etarras debían disponer de información previa sobre los movimientos de los dos militares, ninguno de los cuales estaba amenazado, y de la frecuencia con que variaban el punto de cita. Supuestamente merodearon por la zona durante un par de días antes en un Renault Clio blanco -robado el 15 de noviembre en Madrid y con matrículas dobladas de otro coche idéntico- hasta que pudieron aparcar donde más les convenía.

Los testigos interrogados por la policía creen que el coche fue aparcado la noche anterior del atentado "o como máximo dos días antes" con el objeto de reservar el sitio al Renault Clio rojo cargado con la bomba. Los mismos testigos están seguros de que, sobre las 7.30, al menos una persona desaparcó el coche blanco, mientras otra persona esperaba en el Clio rojo, lo estacionaba en la plaza que quedaba libre, lo cerraba con llave y se marchaba.

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Los etarras se situaron en un punto donde podían ver el coche bomba, cargado con un explosivo que no ha podido ser determinado al 100%, ya que los restos estaban muy deteriorados por la acción del agua que arrojaron los bomberos sobre el coche en llamas. No obstante, calculan que la bomba estaba compuesta por 20 kilos de dinamita. El lugar en el que se apostaron los terroristas debía estar dentro del radio de acción del mando de control remoto que la activaba, pero sí suficientemente alejado para que no les afectara la onda expansiva, según las hipótesis policiales.

Los terroristas debieron ponerse nerviosos por el retraso del vehículo oficial y por la vigilancia en la zona. Varias fuentes policiales han asegurado que poco antes del atentado pasó por la calle Pizarra un vehículo policial camuflado y que la explosión sorprendió a la dotación de otro equipo de contravigilancia inspeccionando un automóvil en una calle paralela.

Los agentes encargados de la contravigilancia pertenecían a los servicios de Información y a las Unidades de Intervención Policial (UIP). "Los primeros que llegaron a la zona fueron dos policías que estaban en la calle paralela, que están muy frustrados por no haber podido evitar el asesinato", según fuentes policiales. Los inquilinos de viviendas militares pidieron ayer al Ministerio del Interior más medidas de seguridad para prevenir atentados. Las fuentes policiales consultadas han indicado que la vigilancia en la zona está "en su máxima intensidad".

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