Paul McCartney rinde un emocionado tributo musical a su esposa, Linda
El ex 'beatle' participa en un concierto en Londres y en un disco con temas de 10 autores
El largo adiós de Paul McCartney a su difunta esposa, Linda, que falleció de cáncer en 1998, alcanzó anoche uno de sus momentos más emotivos. Sentado entre el público que abarrotaba la iglesia de Saint Andrew de Londres, el ex beatle honró el recuerdo de su esposa, y en especial su lucha contra la enfermedad, con ayuda de 10 composiciones para coro que exploran el poder sanador de la música. Incluidas en el disco A garland for Linda (Una guirnalda para Linda, EMI Classics), las melodías servirán para recaudar fondos para la investigación oncológica, una campaña a la que el artista británico ha contribuido con una pieza propia titulada Nova.
Sereno, bromista y todavía con un punto de timidez muy de agradecer, McCartney se rodeó ayer de unas canciones algo sombrías, pero con un fondo común de esperanza. La idea de reunirlas en un disco no fue suya, sino de una asociación benéfica internacional denominada The Garland (guirnalda) Appeal, que apoya la investigación sobre el cáncer y promueve la música como alimento espiritual del enfermo.El cantante aceptó de inmediato la invitación de colaborar en el proyecto escribiendo una suerte de oración que, según él, carece de pretensiones trascendentes. "A pesar de que empieza preguntando dónde está Dios y concluye con un amén, no se trata de un arrebato místico. Son preguntas que nos hacemos todos", dijo. Luego añadió que su esposa hubiera entendido "mejor que nadie" el significado de una obra como ésta.
El artista británico acudió a la iglesia de Saint Andrew acompañado por cinco de los 10 compositores vivos del disco. El décimo, que abre además la obra, era Ralph Vaughan Williams, fallecido en 1958. Aunque todos los demás han trabajado por separado, el producto final es armonioso, porque explora un terreno común: el estado de ánimo del doliente.
Recaudación
Con canciones tituladas Nenúfares, Plegaria para la curación de los enfermos, Antesala del amanecer, Despedida o la propia Nova de McCartney, nombres como Judith Bingham, John Taverner, David Mattews o Michael Berkeley han tratado de unir el amor a la música a la causa del cáncer. Una lucha para la que esperan recaudar por lo menos dos millones de libras (520 millones de pesetas). La casa EMI ha anunciado que cederá a su vez parte de los ingresos obtenidos con el lanzamiento del disco compacto, previsto para el 7 de febrero.
Abrumada tal vez por la atención despertada, Roxanna Panufnik, que ha escrito la pieza Soñé, aseguró entre risas que estaba encantada, lo mismo que sus colegas, de acompañar al ex beatle. "Los compositores clásicos no estamos acostumbrados al jaleo del pop. Seguro que esta vez nos ayuda a presentar nuestra obra y a colaborar con la organización en la lucha contra el cáncer".
A garland for Linda debe su título al tributo musical rendido en 1953 a la soberana inglesa Isabel II, entronizada ese año. Bajo el lema A garland for the queen, una decena de compositores presentaron sendas piezas inéditas a la joven reina. Una de ellas, Silence and music, abre este nuevo disco. Escrita por Vaughan Williams, fue cantada anoche por el coro Joyful Company of Singers. Estuvieron acompañados por la flautista Philippa Davies y el violonchelista Robert Cohen. La acústica de la antigua iglesia sajona de Saint Andrew, que en el siglo XII fue sustituida por un templo normando, consiguió emocionar a Paul McCartney. El director Peter Broadbent no le dejó, sin embargo, recuperarse. El único bis del concierto fue un arreglo de varias de las canciones del cantante que sus colegas del coro interpretaron con entusiasmo y la más amplia sonrisa vista en toda la velada.
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