El ataque contra la casa de un edil socialista en Getxo incendia la cocina de su vecino

Los autores del ataque con artefactos incendiarios contra un bloque de viviendas de Algorta, en el municipio vizcaíno de Getxo, erraron en su objetivo. A medianoche del sábado lanzaron cuatro cócteles mólotov contra el piso donde creían que vive el concejal socialista Luis Almansa. Se equivocaron de ventanas. Las bombas impactaron en casa de sus vecinos, padres de dos niños de corta edad, y las llamas destruyeron la cocina. Cincuenta minutos más tarde un grupo de encapuchados arrojó otros nueve artefactos contra la comandancia de la Guardia Civil de San Sebastián.

La familia de la vivienda que sufrió el incendio, en la calle de Illetas, resultó ilesa, ya que en el momento en el que la cocina recibía el impacto de los cócteles mólotov, se encontraba en el salón. Almansa y su esposa habían ido al cine, pero en el interior de su domicilio estaba su hijo de 14 años. Según fuentes de la Ertzaintza, la llamada telefónica de un vecino que afirmó haber oído una explosión permitió alertar con rapidez a las patrullas policiales y evitar que el incendio se extendiera. Los artefactos cayeron en el balcón de la cocina y reventaron una cristalera, antes de que las llamas alcanzaran el interior.El concejal explicó que mientras que el piso de su vecino da a la fachada principal, las ventanas de su casa se asoman al patio interior de la vivienda. Almansa, arropado ayer por el secretario general del PSE, Nicolás Redondo, y numerosos alcaldes y concejales socialistas de distintas localidades vascas, aseguró que no iba a conformarse con la condena de la Junta de portavoces del Ayuntamiento de este atentado "cobarde y fascista", y que va a exigir al alcalde de Getxo, el peneuvista Iñaki Zarraoa, que se "desmarque del pacto de hecho que tiene con Euskal Herritarrok".

El silencio de los corderos

Redondo añadió que su partido no caerá "en el silencio de los corderos" y responderá a los ataques con la palabra y la acción de la justicia, al tiempo que exigió al Gobierno vasco que garantice a los miembros de su partido "la seguridad necesaria para vivir en libertad".

Unos 50 minutos más tarde del ataque contra la vivienda de Getxo, en San Sebastián un grupo de encapuchados llevó a cabo un atentado de corte similar contra la Comandancia de la Guardia Civil, situada en el barrio del Antiguo.

El delegado del Gobierno en el País Vasco, Enrique Villar, explicó ayer que los agresores arrojaron nueve artefactos contra el edificio militar, que impactaron contra la puerta del edificio y un vehículo oficial aparcado junto a la fachada, un Nissan que fue alcanzado en la parte delantera. Los guardias civiles sofocaron las llamas con extintores y los daños materiales causados por el ataque fueron escasos.

Villar preciso que los cócteles mólotov utilizados en San Sebastián eran muy peligrosos, ya que contenían ácido sulfúrico y precisó que los encapuchados huyeron a pie de la comandancia, sita en la avenida de Zumalakarregi.

En el terreno de las exigencias políticas, Redondo reiteró su llamada al PNV para que cambie su dirección política y adopte una estrategia que no suponga el aislamiento de los no nacionalistas.

"Hace unas semanas quedé con el PNV en que reaccionaríamos conjuntamente ante un atentado de ETA, y el viernes pasado [tras conocer el asesinato en Madrid del teniente coronel Pedro Antonio Blanco] hice las llamadas que tenía que hacer a los representantes de este partido para intentar reaccionar conjuntamente todos, pero la única respuesta que obtuve fue la del silencio, la del silencio de los corderos", aseguró Redondo.

Se refirió a la manifestación que poco después estaba convocada en Madrid -"seguro que no habrá representantes de nivel del PNV"- para reiterar la necesidad de hablar y no resignarse ni quedarse "de rodillas ante ETA".