La ampliación no debe ser un obstáculo para desarrollar la Europa de los Quince"
Profundamente católico, António Guterres propone un decidido impulso de las nuevas tecnologías para que Europa recupere su atraso frente a Estados Unidos, defiende el perdón de la deuda externa a los países más pobres, la abolición de la pena de muerte y la plena igualdad de la mujer, y subraya que "por primera vez", España y Portugal llegan a una cumbre bilateral esta semana con todos los problemas del pasado resueltos.Pregunta. El objetivo estratégico de la presidencia portuguesa es el impulso de las nuevas tecnologías para que la Unión Europea recupere el atraso económico respecto a Estados Unidos. ¿Cómo?
Respuesta. Se trata de diseñar una estrategia y crear los instrumentos para que la economía europea sea más dinámica y competitiva, pero manteniendo altas tasas de empleo, un desarrollo sostenido y la cohesión social. La innovación tecnológica constituye una nueva revolución en el mundo y pretendemos integrar esos avances tecnológicos en los procesos productivos. Las nuevas tecnologías están transformando la economía mundial y eso implica superar las estrategias tradicionales del empleo, incorporando aspectos decisivos de esos avances. De ahí la necesaria apuesta por la formación y educación, la investigación científica y la capacidad de crear dinámica empresarial innovadora. Europa debe definir una estrategia y unos instrumentos. Ya tenemos el euro y los procesos de Luxemburgo (política de empleo), Cardiff (reforma económica) y Colonia (macroeconomía). Ahora, en la cumbre de Lisboa hay que simplificar y articular esos procesos.
P. Delors ya hablaba en su Libro Blanco (1993) sobre las autopistas de la información y, en estos siete años, las diferencias con Estados Unidos se han agravado.
R. En Estados Unidos hay una estrategia nacional y un Gobierno nacional. En Europa hay 15 políticas diferentes que necesitamos coordinar. Hay que ampliar las iniciativas nacionales a la escala europea. Un ejemplo: nosotros propusimos abrir un millón de direcciones electrónicas sin coste para los usuarios. Un mes después, las compañías lo ofrecieron gratuitamente. Si esto se hace a escala europea, con 300 millones de consumidores, el impacto de modernización alcanzado podrá compararse con la dinámica generada en Estados Unidos.
P. Ya tenemos euro, pero su cotización es peor de lo esperado.
R. El euro es una realidad de enorme importancia estratégica. Va a ser una revolución en los mercados financieros mundiales. El tipo de cambio sólo tiene una importancia coyuntural. La moneda única es la gran conquista de la última década. El euro dará un gran salto cuando se dispare el crecimiento económico en Europa.
P. ¿Y la fiscalidad? ¿Seguimos sin acuerdo posible?
R. Aquí hay dos aspectos distintos. Uno es la coordinación fiscal para favorecer la nueva dinámica empresarial y el desarrollo de los sectores tecnológicos. Luego debemos armonizar algunas disposiciones sobre las que no existe acuerdo desde hace mucho tiempo. Ése es un gran desafío. No perdemos la esperanza, pero hay que ser prudentes.
P. ¿Cómo ve el futuro del modelo social europeo?
R. Nuestra propuesta, que procede de una sugerencia española, pretende definir el sistema de protección social para el 2010 y el 2020. Hay que incrementar el nivel de empleo, que es más bajo que en Estados Unidos, con diversas medidas, entre ellas la plena incorporación de la mujer al mercado de trabajo, sin descuidar la vida familiar. Otro aspecto clave, en función de cada país, será mirar la vida de una forma diferente. La vida se prolonga y la gente quiere trabajar hasta más tarde. Eso supone que debemos flexibilizar la relación del trabajo con el tiempo libre. Hay que impulsar una organización menos rígida del trabajo. Eso tiene que cambiar. Reducir el tiempo de trabajo y atrasar la jubilación son factores que deben estar superados. Además, Europa debe definir una política de inmigración que aumente las llegadas, pero con un control de las redes ilegales del tráfico de seres humanos, especialmente mujeres y niños. Es necesaria una política de inmigración con conciencia social.
P. Cada vez hay más voces que defienden que en la próxima reforma del Tratado de Amsterdam se flexibilice el mecanismo de cooperaciones reforzadas para que los que quieran más integración puedan hacerlo sin arrastrar a los demás.
R. Somos favorables. Para los portugueses, que nos hemos beneficiado de la integración europea, la ampliación de la UE es un deber moral. Se trata de garantizar a los otros lo que nos hemos dado a nosotros mismos. Esto procede no sólo de lo moral cristiana, sino también de la kantiana. Pero queremos que la ampliación no sea un obstáculo para el desarrollo de la Europa que hemos alcanzado los Quince mediante lo que pudiéramos llamar un mecanismo de cooperación reforzada como el euro. Sería injusto que el impulso integrador del euro no continúe en Europa por que la heterogeneidad de la UE no lo permita.
P. Esa visión aún no es compartida por España.
R. Lo que es clave para países como España y Portugal es estar en cada grupo de decisión, de cooperación reforzada, como estuvimos en el euro o en el espacio Schengen. No debemos aceptar un estatuto periférico y tenemos que estar siempre en el centro de las decisiones.
P. ¿Qué opina de la caída de Helmut Kohl?
R. Desde el punto de vista político, me parece profundamente trágico. En Portugal tenemos una opinión muy positiva de Kohl como canciller, no sólo por su papel en la reunificación alemana, sino también por su defensa de la integración europea. No hay que olvidar que Kohl se mantuvo siempre neutral en momentos que había serias divergencias entre los países de mayor y menor dimensión en la UE. Siempre trató de ser parte de la solución y no del problema.
P. ¿La gestión de Romano Prodi al frente de la Comisión Europea también es una tragedia?
R. No, no. Tenemos una excelente colaboración con Prodi y todos los observadores de la realidad europea saben que la nueva Comisión Europea salió de una situación muy compleja y acaba de empezar.
P. ¿Cuáles son sus objetivos como presidente de la Internacional Socialista?
R. Debemos definir una estrategia global, pero tenemos que defender algunas causas concretas en el mundo, como el perdón de la deuda externa a los países más pobres, la abolición de la pena de muerte y la plena igualdad de los derechos de la mujer.
P. Como primer ministro de Portugal mantiene una buena relación con Aznar ¿Va a apoyar a Almunia en la campaña electoral española? ¿Ha recibido alguna invitación?
R. No he recibido ninguna invitación, pero, como presidente de la Internacional Socialista, soy solidario con todos los socialistas. Lo que no impide en nada que exista una excelente cooperación política entre los dos Gobiernos. Tenemos una cumbre bilateral el próximo martes, donde, por primera vez, tenemos resueltos todos los problemas del pasado y vamos a abordar serenamente los desafíos del futuro. A nivel peninsular y europeo. Existe una gran relación personal entre los dos jefes de Gobierno, independientemente de nuestras opciones partidarias.
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