La pantera ilustrada

Nacha Guevara es una de las grandes, una bestia de escenario. Con un leve gesto consigue anonadar al auditorio en pleno. Tiene el empaque de santa María Magdalena al borde del colapso; apostrofa a las sombras del mismo modo que Agustina de Aragón a los franceses; se transmuta en Dolorosa atravesada por puñales de amor y desatino; y puede competir con Marifé de Triana a la hora de demostrar sobre un escenario el sentimiento trágico de la vida. Además, va de mujer fatal, ilustrada y uñilarga. O sea, una pantera. Es decir, un gran espectáculo.Hacía dos décadas que la diva no actuaba en Madrid. A pesar de que "20 años no es nada", la verdad es que son bastante tiempo. Ella se ha hecho vegetariana, practica el yoga y esgrime discursos ético-políticos no desprovistos de fluidez e infantilismo. Su tango es vegetariano. Pero debiera tener piedad con las lechugas, que también son seres vivos. Canta sobre todo a Santos Discépolo, que es el más genial de los tangueros intelectuales y torturados.