Del liderazgo de oficio a una autoridad no cuestionada
Cuando a Manuel Chaves lo pusieron al frente de la candidatura socialista en 1990, ejercía un liderazgo de oficio, no cuestionado, pero tampoco reconocido. Han pasado 10 años y si en algo coinciden todas las personas consultadas es que su autoridad política es indiscutible dentro y fuera del PSOE. La marcha de Felipe González y de Alfonso Guerra de la dirección igualó en influencia a todos los segundos espadas de ese partido y la decisión del dirigente andaluz de no optar a la sucesión y de jugar en la búsqueda de una solución para tapar la situación de orfandad, le dio un plus de reconocimiento que ha ido agradando en estos últimos tiempos.Fuentes cercanas al presidente de la Junta aseguran que tiene "absolutamente claro" que su carrera política está enfocada sólo en Andalucía, por lo que, al autodescartarse de la carrera de lo que pueda pasar en el PSOE si Joaquín Almunia no obtiene los resultados calculados, su ascendente sobre el resto es aún mayor. Pero esa decisión es personal y no coincide con lo que piensan otros barones del PSOE que le consideran una referente "si lo de Almunia no sale".
Como secretario general de los socialistas andaluces, Chaves ha logrado, gracias al respaldo electoral conseguido en 1996, pacificar a esta compleja organización. De las épocas malas aprendió que hay que hablar con frecuencia con los responsables provinciales para detectar los conflictos antes de que éstos estallen y también ha actuado un poco a lo González, proponiendo iniciativas que han pillado por sorpresa a los suyos.
Las dos más significativas han sido la de que los candidatos fueran elegidos por los votos de los afiliados (fórmula que luego se acordó dejar inédita en Andalucía) y la de que las listas del PSOE estuvieran integradas a la mitad por mujeres, al hilo de su promesa de que si es reelegido presidente su futuro gabinete será paritario.
En el Ejecutivo andaluz Chaves tiene una autoridad que no se cuestiona, hasta el punto de que si no asiste al Consejo de Gobierno los consejeros/as prefieren mantener guardados los proyectos ante el temor de que sus compañeros de mesa puedan plantear inconvenientes.
Pese a sus apariciones frecuentes en Los Guiñoles de Canal +, en estos cuatro años no ha cometido tantas equivocaciones como en anteriores legislaturas. No obstante, hay registradas dos memorables: un "no hay que dejarse por el comino [camino]" pronunciado en un foro de empresarios y la más reciente en el coloquio del Club Siglo XXI de Madrid, cuando advertía del riesgo de ruptura de los nacionalistas: "Y lo digo para que nadie me entienda".
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