La CDU convoca una reunión urgente para estudiar posibles expulsiones
La Unión Cristiana Democrática de Alemania (CDU) se decidió ayer a convocar una reunión de crisis de la dirección del partido para hoy en Berlín, mientras aumentan las presiones internas y externas para que el escándalo de las cuentas clandestinas se traduzca ya en dimisiones o expulsiones en la cúspide del partido. Las consecuencias personales del escándalo que conmueve a la clase política alemana comenzaron anoche con la dimisión de su escaño en el Bundestag (Parlamento federal) del exministro del Interior Manfred Kanther.
El ex ministro del Interior es el primer alto dirigente de la CDU implicado en el asunto de las cuentas clandestinas que anuncia su dimisión. "Es el momento de acabar con todo esto y dimitir de mi escaño de parlamentario", anunció Kanther. Una portavoz de la CDU manifestó que la reunión convocada para hoy se había hecho necesaria debido al "agravamiento" de la situación. Aparentemente, los dirigentes de la CDU volverán a plantearse cómo convencer a Helmut Kohl de que revele los nombres de los donantes anónimos. El excanciller, de momento, guarda silencio. Con la esperanza de romper el mutismo del artífice de la reunificación alemana, los diputados verdes miembros de la comisión parlamentaria que investiga el escándalo quieren llamar a declarar a Juliane Weber, que fue la fiel secretaria de Kohl durante los 16 años en que éste estuvo en la cancillería y que sigue estando en la antesala de su despacho berlinés en la actualidad. El diputado verde Hans-Christian Ströbele manifestó que Weber, a diferencia del canciller, no tiene derecho a negarse a declarar.
El dimisionario Kanther, uno de los pilares de la era de Helmut Kohl y ex jefe de la organización de la CDU en Hesse, ha asumido responsabilidades por el mantenimiento de cuentas clandestinas en Suiza. Estas cuentas, según explicó, fueron abiertas a principios de los ochenta con una suma de siete a ocho millones de marcos. En la actualidad hay en ellas 17 millones de marcos, según Kanther.
Investigaciones abiertas
El Partido Socialdemócrata (SPD) alega que las cuentas en cuestión fueron utilizadas para pagar la campaña electoral que llevó a la victoria al democristiano Roland Koch en febrero pasado en Hesse. En Wiesbaden, la capital de este land, la fiscalía del Estado inició ayer investigaciones por deslealtad y fraude contra el ex tesorero de la CDU, el octogenario Casimir Prinz zu Sayn-Wittgenstein, y contra el asesor del partido, Horst Weyrauch. Estas investigaciones se añaden a las que ya realiza la fiscalía de Bonn sobre las actividades de Kohl, que reconoció haber recibido entre 1,5 millones y 2 millones de marcos no contabilizados. Mientras tanto, la administración del Bundestag ha comenzado a hacer cálculos para determinar la suma que la CDU debe devolver a la caja del Estado.
Los socialdemócratas y los verdes de Hesse quieren provocar unas nuevas elecciones mediante disolución del Parlamento local. Para ello, formularon ayer una moción en este sentido que presentarán la semana próxima en la Cámara. Para lograr una mayoría, sin embargo, necesitan dos votos más, ya sea de la CDU o de los liberales del FDP.
La dirección federal del SPD, con el canciller Gerhard Schröder a la cabeza, ha apoyado la celebración de nuevas elecciones en Hesse. Hans Eichel, el ministro de Hacienda, que fue antes el jefe de Gobierno de Hesse, ha dicho que la credibilidad de Roland Koch, su sucesor en este puesto, se ha visto "gravemente dañada, si es que todavía existe". Schröder y otros dirigentes del SPD se oponen a una revisión de la ley de partidos políticos. Sin embargo, el jefe del grupo parlamentario socialdemócrata, Peter Struck, cree que la ley debe ser enmendada para incluir responsabilidades penales a quienes la transgredan.
Roland Koch, un político de 41 años cuyo padre fue también político democristiano e íntimo del canciller Kohl, ha alegado no saber nada de las cuentas clandestinas, y se opone a las dimisiones en la cúspide de la CDU. Sin embargo, un tercio de los militantes de base parece pensar de otra manera. Una encuesta del instituto de opinión pública Infratest Dimap indicaba ayer que un 31% de los electores de la CDU-CSU están por la dimisión de Schäuble. Un 57%, sin embargo, cree que Schäuble debe continuar siendo presidente de la CDU.
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