_
_
_
_

Un Big Bang entre ricos y pobres

El acceso a la educación es el derecho humano más prioritario para los países pobres en el nuevo siglo. Según el último informe del Unicef, Estado mundial de la infancia, hay casi 1.000 millones de personas incapaces de leer, de firmar, y por supuesto de entender un mero formulario. Uno de cada cuatro adultos de los países pobres es analfabeto, denuncia el informe de Oxfam International Rompiendo el ciclo de la pobreza. Esto, en la era de la globalización comercial y del imperio de los ordenadores.El reto del siglo está en cómo frenar el Big Bang educativo que no sólo distancia a países pobres y ricos, sino también -en las propias sociedades bautizadas en la jerga de los expertos como en vías de desarrollo- a quienes reciben una enseñanza de calidad y a quienes, con mucha suerte, optarán a las migajas de una enseñanza de caridad.

En esos países atenazados por la deuda externa, por las consecuencias no naturales de frecuentes desastres naturales, y por la metástasis de la desigualdad, todo indica que la educación superior y universitaria adquirirá niveles presupuestarios importantes y beneficiará a una élite poderosa (lo que ya está ocurriendo en América Latina); pero el derecho humano a una educación básica seguirá inalcanzable para la inmensa mayoría. Unos 125 millones de niños nunca llegarán a la escuela, otros 150 millones la abandonarán (sobre todo niñas, obligadas por las familias a arrostrar las tareas domésticas, o puestas a buen recaudo en casa con vistas a casarlas).

Especialmente África se verá flagelada por la miseria educativa. De momento, mientras un chico occidental recibe educación durante 17 años, un mozambiqueño irá a clase tres o cuatro.

La educación básica facultaría al Tercer Mundo para defenderse de la miseria y la desigualdad. A corto plazo, la enseñanza primaria literalmente salva vidas. Una madre no analfabeta impedirá que sus hijos sucumban a infecciones evitables: en Ghana, por ejemplo, la mortalidad infantil es el doble en familias en las que la madre no fue a la escuela.

Además, la educación salva de la pobreza: en toda Centroamérica, cada año de colegio permite que entre un 5% y un 10% más de la población pueda incorporarse en su momento a la tabla de salvación de la economía informal. Y, fuera de duda, una eficiente enseñanza básica formará ciudadanos responsables y críticos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_