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Años decisivos para la escuela

"El siglo XX ha sido el siglo de la escuela. Nunca en la historia ha crecido tanto como lo ha hecho en este siglo". De esta manera resume el catedrático de Educación Comparada de la UNED José Luis García Garrido lo importante que ha sido el siglo XX, especialmente para la enseñanza no universitaria. Los principales logros han sido la universalización de la educación y el avance en la igualdad de oportunidades de los alumnos.A principios del siglo XX, pocos hijos de obreros y apenas ninguna mujer podía estudiar bachillerato, que empezaba a los 10 años. Sólo accedían a él los alumnos de clase social media y alta. En la Segunda República se creó un bachillerato para hijos de obreros que no se generalizó. Pero ha habido que esperar hasta los años sesenta para ver cómo se abría tímidamente el acceso a la educación secundaria, y la escolarización de todos los niños no se logró hasta los ochenta.

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El papel de la mujer

El secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO, Fernando Lezcano, destaca que "frente a una escuela exclusiva para segmentos sociales muy reducidos de la población, el acceso universal a la educación es uno de las aportaciones más significativas del siglo, pero también el acceso de la mujer a la educación, con una proyección más amplia del papel social que puede desempeñar en la sociedad".

Un dato recogido del Libro Blanco de la educación, en el que se basó la Ley General de Educación de 1970, señala que en 1965 sólo estudiaban el 20% de los jóvenes españoles de 16 años, y de ellos aprobaba el 57%; es decir un 11,4% de la población. En 1999 se ha generalizado por primera vez en la historia de España la enseñanza obligatoria y gratuita hasta los 16 años. El desarrollo que ha vivido la educación desde las llamadas "escuelas unitarias" (en las que estudiaban alumnos de todas las edades reunidos en una sola clase) hasta la actualidad ha sido vertiginoso.

En 1898 se crearon en España las primeras "escuelas graduadas", lo que conllevó la progresiva desaparición de las unitarias. Eran las primeras que tenían varias clases y en las que se organizaba a los niños por edades, como en la actualidad.

La catedrática de Teoría e Historia de la Educación de la Universidad de Alcalá de Henares María del Mar del Pozo explica que a finales de siglo XIX surgió un modelo pedagógico internacional, la Escuela Nueva, "que fue muy relevante y que tiene curisamente elementos comunes con la ley actualmente en vigor, la Ley de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE)".

La Escuela Nueva buscaba una renovación pedagógica y antropológica del hombre, consideraba al niño como el centro de la educación, señala Del Pozo. "Anteriormente se pensaba, sin embargo, que la infancia debía pasar rápidamente y que se debía tratar al niño los antes posible como un adulto, y la educación se centraba en la figura del profesor y en los contenidos".

Con la Escuela Nueva empezaron a surgir los primeros estudios de psicología evolutiva, que tenían como gran principio la idea de adecuar la escuela a los intereses y necesidades del alumno, y se producen cambios determinantes en los métodos y en los principios educativos.

En este movimiento fue esencial la figura de la pedagoga italiana María Montessori, que inauguró en 1907 su primera escuela. Su metodología, que aún se practica en numerosos centros, se basa en el respeto a la individualidad del niño y la enseñanza práctica. La Escuela Nueva dejaba de lado la educación memorística y ponía más énfasis en la creatividad del niño y en la interrelación de los contenidos. Este modelo fue llegando a las reformas escolares de diversos países, como a la reforma española de la Segunda República.

Paralelamente, a principios de siglo tuvo una gran importancia en la educación española la figura de Francisco Giner de los Ríos, que había fundado en 1876 la Institución Libre de Enseñanza. Su tipo de educación se caracterizaba por su drástica neutralidad ideológica y religiosa. A su muerte, en 1915, tomó el relevo su discípulo Manuel Bartolomé Cossío.

Este progreso, obstaculizado por la I Guerra Mundial, prácticamente se bloqueó con la segunda gran guerra, que hizo desaparecer los movimientos pedagógicos innovadores. En España, tras la contienda civil y durante la primera etapa del franquismo, se volvió al modelo tradicional, en el que cobró mayor importancia la figura del maestro.

Una ley innovadora

El primer cambio lo marcó la Ley General de Educación, de 1970, que supuso la creación de la EGB y el BUP. La tendencia pedagógica que recoge esta ley fue introducida por el primer catedrático de Pedagogía que se nombró tras la guerra civil, Víctor García Hoz, que pertenecía a la Universidad Complutense. Ese tipo de educación personalizada, que tuvo mucha influencia en América Latina, era innovadora: introducía la participación de los alumnos y padres en el centro y la agrupación flexible de los alumnos en grupos interesados en materias concretas.

Pero ha sido con la LOGSE con la que se ha recuperado y desarrollado la idea de educación integral del alumno como modelo educativo (educar todas las dimensiones del ciudadano) que surgió ya a principios de siglo. Fernando Lezcano resume los valores de la ley actual: "La extensión de la escolarización obligatoria a los 16 años, el establecimiento de una formación común hasta esa edad, la integración y la atención a la diversidad, y la introducción de la educación en valores".

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