_
_
_
_

El Cesid dice que Libia intenta comprar un misil con más de 1.000 kilómetros de alcance

Exteriores enfría las relaciones con el régimen de Gaddafi tras una fase de aproximación

Miguel González

Libia mantiene su propósito de dotarse con una panoplia de armas de destrucción masiva (nucleares, químicas y biológicas) y de misiles balísticos capaces de alcanzar los países del sur de Europa. Aunque actualmente carece de capacidad tecnológica para consumar este objetivo, debido al embargo sufrido en los últimos años como consecuencia del caso Lockerbie, hay constancia de su intención de adquirir un misil de más de 1.000 kilómetros de alcance fabricado por Corea del Norte. Ésta es la principal conclusión de un informe que el servicio secreto Cesid elevó al Gobierno en septiembre pasado.

Más información
De lo nuclear a lo químico

"Libia ha tratado en las últimas décadas de convertirse en una potencia regional y ha desarrollado un ambicioso programa para dotarse de armamento de destrucción de masas, que mantiene actualmente, aunque los resultados obtenidos han sido muy limitados". Así se inicia el informe confidencial del Cesid sobre los programas de armas no convencionales del régimen de Gaddafi, al que ha tenido acceso EL PAÍS.El interés del servicio secreto por este asunto se deriva, como señala el documento, de "las consecuencias que tiene para la seguridad española y para la estabilidad de la zona", habida cuenta del propósito libio de hacerse con misiles capaces de alcanzar "Israel y las capitales de los países europeos de la OTAN".

La diplomacia española inició el pasado año una aproximación al régimen de Gaddafi con la visita a Trípoli del secretario de Estado de Cooperación Internacional, Fernando Villalonga. También estaba en estudio un posible viaje del ministro de Exteriores, Abel Matutes, que por el momento no se va a realizar. Exteriores negó, sin embargo, que el viaje del ministro se haya suspendido ya que nunca fue acordado, informa José Miguel Larraya.

Aunque el informe sostiene que Libia "no ha realizado avances significativos" en este campo, debido a su debilidad tecnológica y a las presiones internacionales, dos datos resultan especialmente preocupantes. El primero es la existencia de un stock de agresivos químicos formado por varias toneladas de iperita y pequeñas cantidades de gas sarín, producido en la planta denominada Pharma 150, próxima a la localidad de Rabta, a finales de la década de los ochenta.

El descubrimiento de esta planta, en 1989, obligó a suspender su producción, pero, como subraya el informe, Libia dispone de las sustancias fabricadas entonces, pues no se ha adherido a la Convención sobre Prohibición de Armas Químicas, lo que le obligaría a destruirlas.

No menos inquietud suscita el evidente interés libio por hacerse con un arsenal de misiles balísticos. Desde mediados de los setenta, según el informe, Trípoli dispone de misiles Frog-7 y Scud-B, de 80 y 300 kilómetros de alcance respectivamente.

En los años ochenta, Libia desarrolló dos programas de misiles: el Al Fajer Al Jadid, basado en el Scud-B, de hasta 500 kilómetros, y el Al Fatah, totalmente nacional, de hasta 700 kilómetros. "A pesar de los importantes medios financieros destinados a estos programas, no parece que en la actualidad ninguno de ellos esté en condiciones de proporcionar un misil operativo, debido a la carencia de materia prima, componentes y experiencia técnica", constata el informe. Su capacidad actual, en opinión del servicio secreto, se reduce a alguna prueba de motor o de vuelo de misil en el centro de Al Quaryah.

"Es por ello", agrega, "que la forma más realista para Libia de poseer un arsenal balístico a corto o medio plazo es la adquisición en el extranjero de un misil terminado". Según el Cesid, "hay constancia del deseo libio de adquirir proyectiles balísticos de Corea del Norte, país con el que ya ultimó un acuerdo en 1992 por el cual financiaba con petróleo la fase de pruebas del misil No-Dong a cambio de las primeras unidades destinadas a la exportación". "Este misil, con un alcance superior a los 1.000 kilómetros, se adaptaría a las necesidades libias de alcanzar a los países del sur de Europa", constata el informe, pese a reconocer que "no hay constancia de que Libia haya conseguido dotarse de estos misiles hasta el momento".

La relación de Libia con Corea del Norte constituye un elemento de alarma, ya que dicho país probó con éxito, en agosto de 1998, un misil de más de 2.000 kilómetros de alcance que sobrevoló Japón. Tras fuertes presiones de EEUU, el régimen norcoreano suspendió en septiembre pasado sus ensayos de misiles.

El domingo pasado, el diario británico The Sunday Times informó de la incautación en el aeropuerto londinense de Gatwick de componentes de misiles Scud con destino a Libia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_