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El traficante de armas que dio dinero a la CDU recibió cinco millones de marcos del consorcio Thyssen Krupp

Pilar Bonet

El consorcio industrial alemán Thyssen Krupp reconoció haber pagado cinco millones de marcos (420 millones de pesetas) al comerciante de armas Karlheinz Schreiber, uno de los personajes claves para el esclarecimiento del escándalo de las cuentas clandestinas de la Unión Cristiana Democrática (CDU) de Alemania. Según informó ayer el diario Berliner Zeitung, citando al portavoz de Thyssen, Peter Blau, el consorcio entregó a Schreiber cuatro millones de marcos en los años 1987-1988 para la empresa Bear-Head-Industries, cuyo objetivo era lograr que se construyera una fábrica de tanques para misiones pacificadoras en Canadá. Destinataria de la transferencia fue la compañía International Aircraft Leasing (IAL), con sede en Liechtenstein y gestionada por Schreiber. Según el diario, las autoridades canadienses sospechan desde hace años que la IAL fue el canal de pagos para sobornar al exjefe del Gobierno canadiense Brian Mulroney y predisponerle a la compra de aviones Airbus, helicópteros MBB y al proyecto de los tanques.

Entre la cantidad entregada por Thyssen para el proyecto canadiense y los 100.000 marcos que Schreiber entregó al político democratacristiano Wolfgang Schäuble en 1994, no hay conexión probada. Schreiber, sin embargo, asegura que conversó con el dirigente democratacristiano sobre la construcción de la fábrica de tanques (tipo TH495) en Canadá. Aunque ningún político alemán admite hoy de buena gana el haberse relacionado con Schreiber, este empresario, que entregó un millón de dólares en una maleta a la CDU en 1991, tenía amplias y prolongadas relaciones en los círculos de este partido en los noventa.

Según el portavoz de Thyssen, el consorcio entregó a Schreiber un millón de marcos más en 1995, al perdonar una deuda por esa cuantía a la IAL. En 1992, la Thyssen había pagado unos honorarios de ocho millones de marcos a Agnes Hüland Büning, secretaria parlamentaria de la CDU, contratada como asesora en varios proyectos.

Schreiber, que vive en Toronto y que está pendiente del fallo de una solicitud de extradición del Gobierno alemán, fue descrito por Schäuble como un empresario bávaro que había sido amigo de Franz Joseph Strauss, el fallecido líder socialcristiano de Baviera.

La extesorera de la CDU Brigitte Baumeister afirmaba ayer en el diario Die Welt que Schreiber se había presentado a Schäuble como un representante de una fábrica de alquitranes de Baviera. Baumeister dijo haber conocido al traficante de armas en un acto de una asociación para fomentar las relaciones transatlánticas entre Alemania y Estados Unidos. La extesorera dijo haber rechazado en 1994 la invitación de Schreiber a una cita en la que el empresario quería hablarle sobre un proyecto de construcción en Rusia. Baumeister reconoció, sin embargo, haberse reunido con él en Suiza en abril de 1997.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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